Los bateeiros, cofradías de pescadores, dirigentes políticos, miembros de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa (PDRA) y en general todos los directa o indirectamente implicados en el debate sobre la futura Lei de Acuicultura de Galicia mantuvieron ayer una buena cantidad de reuniones en diferentes puertos gallegos.
Los detractores del articulado tratan de frenarlo como sea y sus promotores quieren salvarlo convenciendo al colectivo de que "no es tan fiero el león como lo quieren pintar" y de que, muy al contrario, reportará beneficios para la economía de los pueblos costeros.
Hoy se celebran nuevas asambleas informativas, sobre todo para repudiar esta ley, entre las que quizás deba ser destacada la que se anuncia en O Grove, mientras que el lunes continuará la rondas de contactos, como los que van a mantener los bateeiros, la cofradía y los políticos vilanoveses para tratar de conseguir que el pleno de la Corporación se pronuncie igual que lo hizo el de A Illa en la noche del jueves, es decir, en contra de la ley.
El resultado de esa sesión insufla ánimos a los sectores productivos, que ahora más que nunca confían en que su presión consiga retirar este texto legislativo en fase de anteproyecto del que se habla con intensidad desde hace cuatro meses.
Hay que recordar que a principios de octubre la conselleira Rosa Quintana ya apostaba por "diversificar la actividad en alta mar y el cultivo de especies" mediante esta normativa "que favorece la acuicultura fuera de las rías y por tanto compite menos por el espacio que la que se desarrolla en aguas interiores".
La titular de Mar resaltaba entonces que "esta ley permite transformar voluntariamente el marisqueo en acuicultura, de forma que se mantendrá la actual estructura colectiva del marisqueo y se crearán los parques de cultivo colectivos, que se otorgarán a las entidades asociativas del sector dando prioridad a las que ya gestionan actualmente la zona en cuestión".