Las integrantes de la agrupación de marisqueo a pie de la cofradía de pescadores de Carril han vuelto a enfrentarse. Esta vez discuten cuál es la zona de trabajo en la que es preferible actuar cuando los índices de salinidad bajan tanto como en las últimas jornadas. Y mientras discuten y obligan a intervenir a Gardacostas, lo único que consiguen, como sucedió ayer, es que se anule la jornada y que el trabajo realizado no sirva de nada, porque hubo que devolver el marisco capturado al mar.

A media mañana una representante del sector crítico de las mariscadoras puso el grito en el cielo alegando que no las dejaban trabajar; a ella y dice que a otras veinte mujeres más. Resulta que la agrupación había decidido trabajar en un lugar en concreto, en el río Ulla, pero las críticas entendieron que antes de extraer berberecho en ese lugar era preferible irse a la playa a capturar almeja, por la que sacan más rentabilidad "y puede morir si sigue aumentando el agua dulce".

Lo que sucede es que ese grupo decidió cambiar de especie y de zona de trabajo por su cuenta y riesgo, sin respetar lo acordado por la mayoría ni lo ordenado por la directiva de la agrupación, y claro, se montó el follón de costumbre que esta vez desencadenó la anulación de la jornada de faena y, como queda dicho, con la llegada de Gardacostas y la decisión de devolver todo lo capturado al mar.

"Lo único que queremos es quitar todo el marisco de la playa, antes de que muera por el agua dulce, en lugar de trabajar en una zona de Os Lombos que ya no sirve de nada; es mejor perder 100 kilos de berberecho que 100 de almeja japónica, pero ellas (la directiva de la agrupación) se niegan a abrir la playa", insisten desde el sector crítico.

Por su parte, la presidenta de la agrupación de mariscadoras carrilexa, Lidia García, dice estar cansada de las maniobras de este grupo de mujeres "que no son más que media docena pero quieren imponer siempre su criterio a las mariscadoras restantes".

Lo que pasó ayer es que "a pie de playa decidimos trabajar en una zona concreta del río porque es la única en la que podemos hacerlo sin matar el marisco, porque en la playa está todo sembrado y si lo movemos se muere, ya que con tanta agua si lo levantas ya no se entierra de nuevo".

Lo que hicieron las mariscadoras críticas "fue irse donde les dio la gana sin respetar a la mayoría y sin importarles trabajar en una zona de playa sembrada; y lo hicieron porque siempre van por libre y lo que no quieren es trabajar, solo buscar follón".

Lo que quiere decir Lidia García es que la zona del río elegida ayer -y de nuevo hoy-- no es fácil, ni tan productiva como puede serlo la playa, "pero es la zona más idónea en días como estos y la que menos daño causa a la cría".

Además señala que los bivalvos de esa zona del río en la que decidieron trabajar estos días, y donde lo hicieron la mayoría de las mujeres, son los primeros que van a morir "porque es donde hay menos agua salada, por eso queremos sacar antes ese marisco".