Un cúmulo de circunstancias está detrás de la alta siniestralidad de la PO-300, en Oubiña, una carretera autonómica entre Pontearnelas y Cambados, en el que este fin de semana se registró el enésimo accidente de tráfico y donde han perdido la vida varios conductores, entre ellos una joven de 18 años hace nueve meses.

Los vecinos están indignados por la falta de respuesta de la administración autonómica, a la que han remitido numerosos escritos pidiendo soluciones. "Lo único que han hecho fue rellenar las dos tajeas con cinco cazos de tierra días después del accidente en el que murió una chica", explica uno de los directivos de la asociación, Constantino Pazos.

El problema del vial es su trazado y también la alta velocidad de algunos vehículos, pues la curva mortal se encuentra justo al término de una larga recta, de unos 800 metros, que invita a pisar el acelerador.

"Pero no hace falta ir a mucha velocidad para perder el control en la curva porque es un trazado que engaña por lo que son muchos los coches que se salen de la vía. Creo que cada dos o tres meses hay un accidente aquí", explica Pazos con cierta resignación tras el silencio que hasta ahora han obtenido a sus reclamaciones.

El siniestro mortal de finales de marzo de 2015 fue la espoleta que activó a los vecinos. El exalcalde Luis Aragunde se había comprometido a mediar ante Política Territorial y de hecho se produjo la actuación descrita anteriormente de tapar las dos tajeas "como si quisieran ocultar el problema", explican.

Luego se produjo el cambio de gobierno tras las elecciones municipales, pero los vecinos solo tuvieron ocasión de plantear la situación a Víctor Caamaño, a sabiendas de que su área es más la de Cultura que la de obras.

De ahí que no esperen grandes avances aún cuando se siguen registrando siniestros en este vial autonómico. "Sabemos que también se interesó la parlamentaria del BNG, Montserrat Prado, que pide que se incluya una partida en el Presupuesto de 2016, pero tampoco creemos que vaya a tener resultado positivo", lamentan.

Y es que las actuaciones en esta PO-300 deben abarcar varios aspectos, desde la construcción de aceras, mejora de los arcenes, iluminación o mantenimiento.

Precisamente con las lluvias de estos días, a pocos metros de la curva se embalsa el agua y crea un charco en el que es habitual que los coches resbalen en peligrosos aquaplaning que ponen en riesgo tanto al conductor del vehículo como a los que circulan en dirección contraria.

Respecto del mantenimiento no solo creen que es deficitario por cuanto es casi nulo sino que en ocasiones se producen situaciones inverosímiles. "En una ocasión vinieron a cortar unas ramas que invadían la carretera, con el camión tiraron la señal de stop y el operario la volvió a colocar pero dentro de la cuneta, por lo que los conductores no la puede ver", explica el vecino consultado.

Precisamente esta situación pudo incidir en la colisión que se registró en la tarde del sábado pues la conductora del BMW aseguró que no había visto el indicador vertical que la obligaba a parar.

A ello hay que sumar la deficiente iluminación de la zona, que va y viene en función del estado del tendido eléctrico, a lo que se suma la mala ubicación de las farolas que han sufrido también golpes de vehículos por lo que "en los últimos dos o tres años han tenido que sustituirlas todas y son cuatro o cinco".

Con todo, el mayor riesgo para los residentes en este lugar de Oubiña es la falta de aceras y de arcén. De noche, esta zona es absolutamente intransitable pues los vehículos tendrían muy difícil esquivar a un peatón que literalmente debe circular por la calzada, cuyo asfaltado es lo único de lo que se puede presumir.