Tras un parón de tres años, el trabajador del Concello de Vilagarcía Mario Vázquez vuelve a mostrar a los niños los secretos que esconde el parque botánico Enrique Valdés Bermejo, más conocido como O Castriño. "Una auténtica joya", destaca el veterano empleado municipal.
Tras los estudiantes del instituto de Carril, ayer fue el turno de los alumnos de tercero, cuarto y quinto de Primaria del CEIP de Rubiáns. Para alguno de ellos, era la primera vez que pisaban el parque.
Estaba previsto hacer tres grupos, pero "prometieron portarse bien" -dice Vázquez- y todos los escolares pudieron disfrutar a la vez de O Castriño, en una única visita y por tanto más amplia.
Lo que más sorprendió a los menores fue la internacionalización del bosque, en el que se erigen decenas de especies arbóreas procedentes de otros países, como Nueva Zelanda, Japón, México, Brasil, ... "Tenemos representación de todos los continentes", asegura el guía de las visitas educativas. Otro aliciente es que la mayoría de los ejemplares son centenarios.
Para captar la atención de los alumnos, Mario Vázquez comenzó la actividad con una explicación muy cercana a los niños. "El parque botánico nació como una colección. En la época del duque de Terranova no había cromos de fútbol o de otra cosa como ahora, y decidió empezar a coleccionar árboles", dijo para introducir una breve reseña histórica.
El funcionario admite que va improvisando el contenido de la actividad sobre la marcha. Por tanto ninguna visita es igual que otra. Evidentemente también varía en función de las preguntas de los niños y los aspectos que más les interesen.
Los alumnos de Rubiáns, que este curso están trabajando en un proyecto sobre bosques autóctonos de Galicia, pudieron aprender cómo se alimentan las plantas, compararon hojas de distintos árboles y hasta conocieron el remedio natural como antipolilla de los alcanforeros (cinnamomum camphora). Hoy se adentrarán en el Enrique Valdés Bermejo los escolares de primero, segundo y tercer curso.
