El servicio de Gardacostas de Galicia, dependiente de la Consellería do Medio Rural e do Mar, realiza su trabajo, tanto en materia de salvamento como de inspección pesquera, desde hace un cuarto de siglo. Pero ahora su papel se antoja quizás más importante que nunca, especialmente desde que el furtivismo fue tipificado como delito.

La vigilancia por tierra, mar y aire resulta fundamental para estrechar el cerco ante esta lacra que afecta al modo de vida y al pan de de miles de familias gallegas. cada día. Y esto, en buena lógica, explica el importante papel que desempeña el helicóptero Pesca I, con base en el aeropuerto de Vigo.

Está por ver ahora cómo responderán los furtivos, y sobre todo los grupos organizados que se dedican a esta actividad, ante la posibilidad de ser condenados con penas de cárcel.

Lo cierto es que hay opiniones para todos los gustos, ya que mientras algunos creen que los furtivos "no tienen nada que perder", y por tanto "no se verán amedrentados por la tipificación del furtivismo como delito", otros sugieren que "el miedo a acabar en la cárcel hará que muchos cesen en su empeño y respeten el medio de vida de los demás".

A la espera de acontecimientos, pues solo el tiempo dará y quitará razones, ayer el Pesca I volvió a sobrevolar las Rías Baixas, esta vez con Marcos Ogando González (Moaña) como capitán, el francés Philippe Anché como comandante bajo supervisión, el grovense Javier Losada Carballo -uno de los principales activos de este servicio- en calidad de operador de grúa, Aitor Vales Porto (Nigrán) como rescatador y con el vilagarciano Fernando Berride ocupándose de las labores de inspección desde la aeronave.

En ese vuelo también estuvo presente FARO DE VIGO, que pudo comprobar el trabajo que realiza este servicio y el papel que desempeña un helicóptero capaz de escudriñar cada rincón de las rías y actuar en caso de localizar posibles furtivos, tanto si trabajan a flote como si lo hacen a pie.

En esta jornada se prestó especial atención a algunas embarcaciones que se encontraban faenando -sobre todo a las que estaban paradas-, inspeccionado desde el aire el tipo de aparejo que llevaban a bordo o determinando si estaban pescando dentro de la zona permitida y en el horario establecido para ello.

En estos casos se fotografía la nave, se la identifica en base al folio que lleva pintado a proa y se actúa en consecuencia.

Y se hace las 24 horas del día, los 365 días del año, "dando respuesta inmediata a las incidencias que se producen en nuestra comunidad, tanto en materia de vigilancia como de búsqueda, salvamento y protección del medio marino", explican en Mar.

Las mismas fuentes recalcan que en los 25 años de historia de este servicio "Gardacostas salvó a cerca de 1.500 personas", como también inciden en "la lucha contra la contaminación para preservar el valor incalculable de nuestro entorno marino".

En el caso concreto de la persecución del furtivismo, la Consellería do Mar, dirigida por Rosa Quintana, abunda en que se trata de "una lacra" contra la que es preciso luchar, ya que "se trata de una forma de actuar ilegal y una competencia desleal para los miles de profesionales que viven de la pesca y el marisqueo en Galicia".

Con unidades operativas en Celeiro, Ferrol, A Coruña, Muxía-Portosín, Ribeira, Vilaxoán (Vilagarcía), Pontevedra y Vigo, Gardacostas agrupa a un colectivo de 239 trabajadores, entre inspectores, subinspectores, patrones, mecánicos y vigilantes marineros "que se encargan de verificar el cumplimiento de la normativa vigente".

Esto es posible con ayuda del Pesca I y el Pesca II, de los que se ocupan 18 pilotos, nueve operadores de grúa, otros tantos rescatadores, una decena de técnicos de mantenimiento y un administrativo.

A esto hay que sumar el apoyo de medios marítimos como las embarcaciones itinerantes "Sebastián de Ocampo", "IP 700 Paio Gómez Chariño", "Irmáns García Nodal" o "Valentín Paz Andrade".

A esas naves, que se mueven por toda la costa, hay que sumar 19 embarcaciones operativas que se reparten entre las diferentes unidades, así como a la embarcación "Ría de Vigo", dedicada a la lucha contra la contaminación.

Ya en tierra firme Gardacostas de Galicia se nutre de 60 vehículos y tres camionetas que se encargan del control en las playas, carreteras, puertos, lonjas y establecimientos de todo tipo.

Balance 2014

¿Y cuál es el resultado? Pues un total de 16.500 inspecciones a lo largo del pasado ejercicio, dando como fruto el decomiso de 101 toneladas de diferentes productos -sobre todo bivalvos, centollo, nécora y pulpo- y la incautación de 19.355 artes y útiles de pesca.

La ría de Arousa tiene mucho que decir en todo esto. O mejor dicho, los furtivos que suelen operar en sus aguas y bancos marisqueros son los que contribuyen de manera decisiva e incrementar las cifras.

Prueba de ello es que el año pasado se incautaron en la ría de Arousa -incluida su boca, entre Corrubedo y San Vicente de O Grove-, nada menos que 5.700 artes o aparejos, junto con 63 toneladas de diferentes productos. En total se llevaron a cabo unas 5.000 inspecciones en el territorio arousano.

Desde San Vicente

Un poco más al sur, entre San Vicente de O Grove y la ría de Pontevedra -incluida ésta- se realizaron 743 inspecciones, con un resultado de 2.305 incautaciones de artes y el decomiso de 13 toneladas de diferentes especies.

Ya en Vigo, las 3.737 inspecciones realizadas en esta ría y la zona costera de A Guarda arrojaron un balance de 4.242 incautaciones y 4.702 kilos decomisados.

El balance del pasado ejercicio también ofrece datos interesantes en el área de Ferrol que abarca toda esta ría y la parte norte de Ares-Betanzos. En esta zona fueron casi 1.400 inspecciones, efectuándose la incautación de 1.413 útiles y el decomiso de más de cuatro toneladas de producto.

Aunque una de las zonas donde más mercancía se recuperó, lógicamente por detrás de Arousa y Pontevedra, fue la costa lucense -hasta Punta Frouxeira (Valdoviño)-, con casi once toneladas de producto intervenido por los efectivos de Gardacostas de Galicia.