Como se explicaba ayer, los plásticos acumulados en el agua pueden causar diferentes tipos de impacto, dependiendo de su tamaño y del animal que se los encuentre. Las aves, las tortugas y los mamíferos pueden enredarse e incluso asfixiarse con las bolsas que flotan en el agua o con los llamados "aparejos fantasma", por lo que pueden perecer.

Pero además del riesgo que causan las grandes piezas de plástico hay un enorme problema con los microplásticos, es decir, esos trozos más diminutos de material contaminante "que terminan en nuestros mares por su flotabilidad, ligereza y pequeño tamaño y son ingeridos por delfines, tortugas y aves provocándoles la muerte", recalcan en el BIDRI.

Desde esta organización advierten de que "en muchas ocasiones cuando se organizan operaciones de limpieza de las costas y playas solo se tienen en consideración los macroplásticos", procediéndose a la recogida de bolsas, cajas y similares. "Pero no por ser más grandes son más peligrosos", advierte Bruno Díaz López.

El biólogo abunda en esto para decir que las máquinas limpiaplayas "eliminan algunos residuos, pero no los más pequeños, que normalmente suelen ser los que las aves marinas acaban ingiriendo y los que en muchos casos las llevan a la muerte".

A modo de ejemplo, y como llamamiento a la concienciación ciudadana, lamenta que "mucha gente sigue arrojando a la taza del baño los bastoncillos que se usan para limpiar los oídos, y después aparecen en nuestras costas". La pasada primavera "durante media jornada de limpieza de la costa en San Vicente de O Grove recogimos tres bolsas de basura de 30 litros cada una llenas de microplásticos, entre ellos bastoncillos, tapas de botellas, envoltorios y demás".