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6.000 viticultores y 180 bodegas con la mirada puesta en el cielo y la vid

Las próximas semanas van a ser cruciales

El tamaño de los racimos ya es considerable. // Noé Parga

Lo que suceda a partir de ahora con el tiempo va a ser determinante en la Denominación de Origen Rías Baixas. No se esperan grandes cambios, por lo que solo cabe pensar en que la vendimia de 2015 va ser un éxito rotundo en cuanto a volumen y calidad. Pero en el campo todo puede ocurrir, y ya se sabe que en realidad la uva no está a salvo hasta que se corta el racimo, se mete en el capazo y éste llega a las cintas de las bodegas para iniciar el proceso de vinificación. No es extraño, por tanto, que los alrededor de 6.000 viticultores de Rías Baixas y los empresarios, enólogos y demás personal de 180 bodegas estén estos días tan pendientes del cielo como de la viña. Hay que confiar en que llueva para hidratar la uva, aunque también desear que las precipitaciones no sean abusivas, ya que acabarían estropeando todo el trabajo realizado. Al mismo tiempo se acondiciona la maquinaria de las bodegas y las propias instalaciones, para recoger la uva dentro de apenas veinte o treinta días. Y en los viñedos se prepara el terreno para recibir a los jormaleros mientras se miman los racimos para que sigan poniéndose a tono.

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