Flato muy poco, pero al final se cumplió la tradición de forma íntegra. La aparición de una densa llovizna acompañada de un viento frío mientras se celebraba la misa de campaña en la lonja de A Illa estuvo a punto de variar el recorrido de la procesión marítima, que parte de O Xufre, para desembarcar casi dos horas después en el muelle de O Campo. Se dudó hasta el último minuto, pero cuando los marineros "bailaban" la imagen antes de embarcar, el tiempo mejoró y toda la flota pudo escoltar al "Vengarco", en cuyo puente viajó el Carmen durante la procesión.

La mañana no auguraba nada bueno cuando despuntó el día. Nubes espesas y un viento helado recibieron al cerca de un centenar de marineros que conforman la cohorte de la Virgen del Carmen de A Illa. Todos ellos desfilaron por las principales calles del municipio antes de dirigirse a la iglesia parroquial de San Xulián, donde todo estaba preparada para comenzar una procesión que apuntaba a ser eterna por culpa de las mareas, que impedirían el desembarco de la imagen antes de las 16,15 horas en el muelle de O Campo.

Poco antes de las 11,30 salió la imagen en un lento caminar hacia la lonja de A Illa, un recorrido lleno de rituales que, cada año, se cumplen a rajatabla. Ese lento caminar sirve a los marineros que transportan la imagen, de más de 200 kilogramos de peso, para simular el caminar de la virgen mecido por las olas. El primer momento emotivo llega antes de alcanzar la lonja, cuando la procesión abandona la avenida Castelao para enfilar hacia el paseo de O Cantiño. En ese instante, la imagen ve por primera vez el mar, y es ahí cuando recibe su primer "baile" por parte de los hombres y mujeres que la llevan a hombros, mientras desde el mar la recibe el sonido atronador de las bocinas de los barcos amarrados en O Xufre.

La gran sala de subastas de la lonja de A Illa se quedó pequeña para los cientos de devotos que asistieron a la misa de campaña, que se cerró con un "Salve marinera" que atronó entre las cuatro paredes del edificio, mientras en su exterior la llovizna arreciaba y ponía en serio riesgo la realización de todo el recorrido.

Desde 2003, ninguna procesión había tenido que dar vuelta sin llegar al muelle de O Campo, pero la niebla y el viento sembraron las dudas en la organización. Pero mientras los marineros sorteaban a la multitud para alcanzar la cubierta del "Vengarco" las condiciones meteorológicas variaron sustancialmente, hasta el punto de permitir a la flota superar sin problemas la punta do Campelo y dirigirse hasta el canal.

Una multitud de barcos bateeiros y de lanchas menores siguió la estela del "Vengarco", todos ellos atestados de gente que asistieron desde las diferentes cubiertas a la honra floral que se realiza en el canal de la ría de Arousa. En ese punto exacto, hace ya más de treinta años, se registró un naufragio de un barco en el que fallecieron varios marineros del municipio. Gran parte de la flota no se arriesgó a dirigirse a la zona de desembarco al ir atestados de gente, pero otra parte si, lo que les obligó a esperar durante más de una hora en el mar ya que las condiciones de la marea impedían que el barco que transportaba la imagen de la Virgen del Carmen y otros de calado similar atracasen antes de las 16,00 horas, lo que convirtió en eterna la espera de miles de personas. Poco antes de las 16,30 horas desembarcó la imagen entre el atronador ruido de las salvas de fuegos y el "Salve" entonado. Ese es otro de los momentos más emotivos de esta procesión, cuando los marineros izan "bailando" la imagen ante el silencio sepulcral que guarda la multitud antes de irrumpir en un atronador aplauso al ver como la imagen se despide hasta el próximo año del mar. Desde el muelle de O Campo hasta la iglesia de San Xulián, todavía "bailará" en la plaza de O Regueiro, en un recorrido que se extiende durante casi una hora por las pequeñas calles del casco urbano atestadas de devotos.

La entrada de la imagen en el interior de la iglesia significa el principio del fin de unas fiestas que triplican la población del pequeño municipio durante las cuatro jornadas que dura el evento. La noche se despidió con una gran verbena en la que actuaron las orquestas Suavecito y D'Moda. Entre la actuación de ambas se intercaló el tradicional espectáculo de fuegos artificiales, que iluminaron la oscura noche en el muelle de O Xufre y en un paseo de O Cantiño totalmente atestados. Esos estampidos marcan el final de unas honras que volverán a repetirse el próximo año.