La falta de espacio en los juzgados de Vilagarcía obligó a los jueces a ingeniársela para encontrar los huecos necesarios para guardar documentos y pruebas del día a día. Así la primera ocurrencia fue habilitar los calabozos que en estos momentos presentan un aspecto de desordenado trastero.

El sindicato explica que en la entrada lateral de coches para los calabozos se tuvieron que colocar un montón de expedientes en cajas por el suelo. En este mismo espacio hay una caja que contiene los tóneres usados.

Actualmente, en Vilagarcía también se habilita la antigua sala de calderas, pero que precisa una rápida actuación debido a que presenta numerosas humedades y se encharca.