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Estudian si los delfines de la ría utilizan el mismo idioma que en el Mediterráneo

Los investigadores hacen un seguimiento de los silbidos y golpeteos de los arroaces en Arousa para comparar los resultados con los obtenidos en la costa italiana de Cerdeña

Los científicos destacan el modo en que los delfines juegan con la comida en aguas arousanas. // BDRI

El Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), dedicado a la investigación y formación en el estudio de la ecología y comportamiento de los cetáceos, ha realizado diversos trabajos sobre la comunicación de estos animales en el mar Mediterráneo.

Recientemente, "gracias a los buenos resultados obtenidos durante el primer año en O Grove", el BDRI ha puesto en marcha un nuevo estudio sobre la comunicación y el lenguaje de los arroaces, "para así comparar su forma de comunicarse (idioma) con el empleado en aguas italianas".

El estudio efectuado en aguas mediterráneas, antes de situar la base de operaciones científicas en O Grove, lleva al BDRI a decir que "estos mamíferos se valen de silbidos y ráfagas de sonidos pulsátiles para comunicarse y mantener su posición en la jerarquía social de su grupo".

A esto añaden que "los delfines mulares son una especie de mamífero que hace un uso profuso de sonidos vocales, pero hasta ahora se creía que estos se reducían a silbidos y se desconocía casi por completo que emitieran también sonidos pulsátiles, y por ende su importancia".

Tras la realización de grabaciones acústicas y observaciones del comportamiento de los arroaces tanto en la superficie como bajo el mar, en las proximidades de las costas de Cerdeña, se ha constatado que "ambos tipos de sonidos son indispensables para la vida social de estos mamíferos marinos".

Los delfines mulares de Cerdeña, abunda el zoólogo Bruno Díaz, "utilizan catorce señales sociales que se diferencian marcadamente entre sí por su estructura acústica y duración".

A lo que cabe añadir que "son sonidos que pueden ser suaves y melódicos y también más ásperos, casi violentos, y su duración puede ser muy variada, desde gorjeos muy breves hasta chillidos y gañidos largos y muy intensos".

Según el Servicio de Información Comunitario sobre Investigación y Desarrollo, perteneciente a la Comisión Europea, "esta amplia gama de sonidos indica que poseen un repertorio vocal complejo en el que los sonidos tonales en forma de silbidos, los más melodiosos, sirven para mantener el contacto, principalmente entre madres y crías, y también para coordinar las estrategias de caza".

En este sentido, la investigación realizada por Bruno Díaz le lleva a asegurar que "las madres envían a las crías silbidos con patrones distintivos o estereotípicos para que vuelvan a donde puedan verlos", mientras que los sonidos pulsátiles, que son "más complejos y variados que los silbidos", son utilizados para "evitar la violencia física en situaciones de gran excitación, por ejemplo cuando compiten por un mismo alimento".

Del mismo modo, considera que "emiten sonidos pulsátiles más largos durante la caza y en momentos de mucha alteración; sirven para que cada individuo haga valer su posición en la jerarquía social de la manada".

A su vez, "los sonidos estridentes son empleados cuando otros individuos están persiguiendo a la misma presa; de este modo se indica al individuo más débil que debe apartarse rápidamente para evitar un enfrentamiento".

Los investigadores resaltan, de igual modo, que "las emisiones vocales se intensifican sobre todo en actividades de excitación depredadora o de socialización, lo cual confirma la relación que existe entre la actividad y la emisión de señales sociales".

Otra de las conclusiones a las que ha llegado el BDRI tras su trabajo en el Mediterráneo es que "existe relación entre el tamaño de la manada y la emisión de señales sociales, lo cual confirma que las vocalizaciones de los delfines tienen fines comunicativos y sociales".

Tanto es así que a juicio de los científicos "al menos en un aspecto el delfín parece ser más complejo que el ser humano, ya que estos sonidos presentan un grado elevado de unidireccionalidad, a diferencia de los sonidos de las personas, de tal manera que un delfín puede enviar un sonido a otro al que ve como un competidor y éste sabe sin duda que él es el destinatario", concluye Bruno Díaz López.

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