Sus alrededor de 1.600 metros de longitud constituyen un gran puzle de composición casi inimaginable hace unos años. Desde que en 2009 empezaron los trabajos de construcción de las islas de tablestacas, para soportar los trabajos dentro del cauce fluvial minimizando la afección sobre el río y para hacer de base a los grandes pilares de hormigón, el viaducto del Tren de Alta Velocidad (TAV) ha ido creciendo a pasos agigantados.
Ahora esta obra ejemplar en Europa se encuentra en su recta final. Aún quedan unos meses hasta que esté definitivamente acabado, con sus vías, su electricidad y todos los elementos necesarios. Pero la macroestructura metálica que se levanta a sesenta metros sobre el río Ulla está en su recta final, tanto que ya solo depende de la colocación de la última pieza.
En días pasados comenzó el izado de ese módulo definitivo -cada uno tiene 15 metros- que completa la configuración de este gigantesco esqueleto del Eje Atlántico, cuyo montaje en las alturas, ensamblando unas piezas con otras, recuerda mucho al juego del "Tetris".
Lento pero seguro
Despacio, a veces sumamente despacio, a causa del gran peso de estas piezas y para evitar accidentes o posibles errores, las grúas hacen calculados movimientos para situar esos trozos de hierro en el lugar que les corresponde dentro del gran rompecabezas.
En cuanto ese último módulo ahora en movimiento sobre el río esté arriba, debidamente colocado, se procederá a soldarlo -también durante unos días más de intenso trabajo- y podrá decirse por fin que la estructura del puente está acabada.
Sobre ella se realizan, al mismo tiempo, los trabajos para preparar el terreno, es decir, para dejar acondicionado el tablero sobre el que tendrán que tenderse las vías de un TAV que mediante esta faraónica y costosa obra va a unir las provincias de Pontevedra y A Coruña, entre los ayuntamientos de Catoira y Rianxo, respectivamente.
Una obra, dicho sea de paso, que no se limita, ni mucho menos, a ese viaducto presupuestado en 105 millones de euros y con tres vanos principales situados sobre el cauce fluvial de 225, 240 y 225 metros de luz, lo que significa récords mundiales en este tipo de estructuras.
Otras acciones
Al mismo tiempo se trabaja en otros muchos tramos del eje comprendido entre Vigo y A Coruña, y particularmente entre Pontevedra y Vilagarcía y en el recorrido que va desde esta última ciudad hacia Catoira y el río Ulla.
La colocación de la catenaria -la línea aérea de alimentación que transmite la energía eléctrica-, con la correspondiente electrificación de los tramos, los últimos retoques en los túneles y la instalación de las vías, que avanza también a buen ritmo, son otras fases incluidas en este ambicioso proyecto, que en meses pasados completó la reforma de la playa de vías de la estación de Vilagarcía.
Hay que recordar, por ejemplo, que en los primeros meses del año en curso comenzaba el montaje de vía de la alta velocidad gallega en el tramo de 25,7 kilómetros -7,6 de ellos en viaducto y 7,2 kilómetros en túnel- comprendido entre Vilagarcía de Arousa y el municipio coruñés de Padrón; un montaje de vía en el que se invierten casi 34 millones de euros.
El tramo arranca en la ciudad de Vilagarcía, con una plataforma de 13,3 metros de ancho para vía doble electrificada y sobre balasto, a excepción de los túneles de Quinteiro, Valicovas y Bustelo, donde se coloca vía en placa.
Y hay que terminar esta información como empezó, es decir, hablando de las islas de tablestacas del río Ulla; esas estructuras circulares que una vez completados los trabajos en el viaducto van a desaparecer para que únicamente los pilares de hormigón ocupen el cauce fluvial.
Junto a esas islas artificiales protegidas con madera desaparecerán los muelles que las unen para facilitar el paso de la maquinaria pesada y la colocación de las grandes piezas de hierro que conforman la estructura ahora a punto de finalizar.
