David Álvarez sí cree que Vilagarcía es una ciudad "saludable y feliz", adjetivos que ilustran el lema del Día Mundial de la Arquitectura. Alude para ello "a la gran cantidad de espacios verdes que tenemos". Eso sí, opina que están mal cuidados, y pone como ejemplo el parque Enrique Valdés Bermejo (O Castriño) "que fue diseñado con mucho mimo y detalle, pero ahora vas allí al estanque y tienes que salir corriendo".

A la hora de realizar propuestas, José Luis Marcheto considera que Vilagarcía adolece de un centro de reunión específicamente pensado para los jóvenes y adolescentes "con actividades educativas y lúdicas que favorezcan la socialización y el sentimiento de pertenencia del joven con su lugar de residencia". Apunta que la zona del auditorio sí puede actuar como "condensador social", pero que el edificio en sí está desaprovechado, con muchos espacios vacíos.

En su opinión, sería importante abrir un debate público sobre el urbanismo y la arquitectura en la ciudad en la que se escuchen las propuestas de los vecinos. Julio de Miguel, por su parte, alerta contra las ocurrencias cortoplacistas y poco meditadas. "El urbanismo no se arregla ni de hoy para mañana ni a 30 años vista, sino pensando en grandes plazos", y critica también los problemas endémicos del tráfico en Vilagarcía.

David Álvarez también apunta que las soluciones urbanísticas no aparecen de un día para otro, sino de planteamientos serios y con una amplia perspectiva temporal. De hecho, incluso plantea que "habría que repensar nuestra relación con el Puerto y si está en el lugar adecuado".