En Vilagarcía hubo una botica que regentaba uno de los personajes más polifacéticos que ha tenido la comarca, Lisardo Barreiro, que además era médico, y como tal, ostentó el cargo de director de Sanidad Exterior, almacenando las más variopintas historias sobre la emigración.

Si importantes eran las reuniones que se celebraban en la rebotica con los personajes más conocidos de la comarca interesados en la literatura, también lo eran los mancebos que pasaron por la misma: Manuel Lustres Rivas que escribió en periódicos como Galicia Nueva, Galicia Moza, La Concordia, El Sol, El Liberal, etcétera y Julio Camba, que con el tiempo se transformaría en uno de los mejores periodistas que ha tenido España.

Por la famosa tertulia de Lisardo Barreiro pasó lo más granado de la comarca y entre estos personajes destacó la figura de Domingo Rial Seijo.

El buen profesor y literato Nuñez Búa, asiduo de la tertulia, comentaba sobre la vida de Domingo Rial, que estaba inyectado "de inquietudes literarias por la personalidad del dueño y el ambiente mancebil y de tertulia que allí se respiraba".

Emigración

Como tantos vilagarcianos de su época, emigró a las Americas, recalando en Buenos Aires que es donde paraban la mayoría de los gallegos, y allí encontró trabajo como contador general de una de las empresas alemanas más grandes del país, "La Ribereña del Plata", alternando este trabajo, que es el que le daba de comer, con la afición por el periodismo, sin olvidar su vida social en la Casa de Galicia de la cual se convirtió en uno de los dirigentes, así como del Hogar Gallego del cual fue creador tras escindirse de la Casa de Galicia.

La revista Céltiga aclaraba en su portada que se trataba de una revista gallega de arte, crítica, literatura y actualidades.

Fundación de Céltiga

Editó un total de 182 numeros, contando cada ejemplar entre 17 y 22 páginas, con una serie de secciones tales como: Motivos de crónica, bibliografia y periodismo, poetas argentinos, páginas infantiles, actos y fiestas por nuestras sociedades, artistas gallegos, paisajes gallegos, paisajes argentinos, entre otras.

Y entre los colaboradores literarios se contaba con lo mejor de la intelectualidad gallega de la época: Castelao, Manuel Linares Rivas, Ramón María del Valle-Inclán, Eduardo Blanco Amor, Manuel Leiras Pulpeiro, Manuel Lugrís Freire, Wenceslao Fernández Flórez, por citar algunos de los más conocidos y que han trascendido su época por la calidad de sus obras.

Colaboradores

También entre los colaboradores artísticos se encontraban personalidades tales como: Carlos Sobrino, Alvarez de Sotomayor, Francisco Asorey, Carlos Maside, Luis Ksado, Santiago Bonome, entre otros muchos.

Sin duda alguna, el vilagarciano Rial Seijo será recordado en la cultura gallega por ser, junto con el dibujante pontevedrés Ramón Peña, el fundador de la revista "Celtiga", que surge el 30 de diciembre de 1924 y remata su vida editorial el 25 de julio de 1932, casi ocho años de periodismo de la épcca

Etapas.

Tal como recuerda el escritor y notable colaborador de "Galicia Emigrante", Avelino Díaz, "esta revista había tenido una primera época en el año 1920, aunque tuvo escasa repercusión por los pocos números que aparecieron, y la nula periodicidad de los mismos.

Fue entonces cuando en 1924 reapareció "merced al entusiasmo del mismo Rial Seijo, que fue inspirador y timonel de esta nave espiritual gallega. Entonces volvió Céltiga a la palestra, con un nuevo y vigoroso impulso, para tener una vida fecunda", explican los estudiosos de este tipo de trabajos.

Nexo entre emigrantes

La revista actuó de hecho como el principal soporte de la sociedad representativa de las colectividades gallegas en Argentina, pero con frecuencia sirvió como nexo de unión con otras colectividades de emigrantes y naturales del pais.

La revista, que salía con periodicidad quincenal y se vendía al precio de veinticinco céntimos, era leída no solo en los centros culturales y sociedades gallegas de América, especialmente Argentina y Uruguay, sino también en Europa.

Por ello, no resulta extraño que en el "Mercure de France", el escritor Phileas Lebesgue hiciera un comentario elogioso de "Céltiga", y el estudioso de la obra de Risco,Francisco Bobillo, comentaba que durante la dictadura del general Primo de Rivera, "al incrementarse la rigidez censorial, el nacionalismo utiliza profusamente los medios que habían ido formando los emigrantes en las colonias gallegas de Latinoamerica. Alguna de estas revistas como Céltiga, desempeñan en este sentido, un importante papel como medio de difusión del ideario y de las actividades de las Irmandades", uno de los méritos que se le reconocen hoy.