Decenas de miles de gallegos emigraron entre los siglos XIX y XX a Argentina. Muchos de ellos se reunieron allí según sus lugares de procedencia y formaron asociaciones culturales o recreativas. El periodista Martín Fernández firma "Los centros de la emigración pontevedresa en Buenos Aires", un libro editado por la Diputación que se presentó ayer en la capital argentina, y en el que se recogen algunos de los momentos históricos esenciales del devenir de las asociaciones fundadas en Argentina por los vecinos de O Grove, Ribadumia, Cambados o Meis.

De los cambadeses, por ejemplo, se indica que formaban un colectivo fuertemente identificado con el Gobierno y el ideario político de la Segunda República. Tanto es así que la asociación nació en agosto de 1937 con el nombre de Subcomisión de Ayuda a la España Republicana de la Sociedad de Nativos del Ayuntamiento de Cambados. Aquellos cambadeses consideraban que el bando nacional pretendía "convertir a España en una colonia", y que sus defensores eran "odiosos y mercenarios extranjeros". Aún después de terminada la Guerra Civil, ya en 1945, los directivos de la sociedad todavía recomendaban observar la ideología de los futuros aspirantes a socios "para no tropezar hoy o mañana en reuniones con elementos totalitarios".

El carácter libertario de la asociación cambadesa también se pone de manifiesto en 1948, cuando la policía federal argentina les reclama una serie de datos, entre ellos la ideología y el carácter de la sociedad y el número de los documentos de identidad de todos sus socios. La asociación cambadesa solo le entregará los nombres y documentos de identidad de los directivos.

O Grove

Pero el apoyo a la República y los postulados políticos progresistas fueron también una de las señas de identidad de la Unión Hijos del Grove, Cultural, Recreativa y de Solidaridad, nacida en 1964 como escisión de otra asociación de grovenses que se había fundado 30 años antes. La nueva entidad fue muy crítica con el franquismo. En 1965 respaldaron un acto a favor de la amnistía para los presos políticos, y en 1970 se acordó escribir a estos últimos para mostrarles su "apoyo moral". Aunque no todos los colectivos de emigrantes arousanos tuvieron unos planteamientos políticos tan claros.

El Hogar de Ribadumia, por ejemplo, ya manifestaba en sus estatutos fundacionales que sería ajena a cualquier tendencia política o religiosa.

El Hogar de Ribadumia se fundó el 30 de abril de 1922 con el nombre de "Pro-Escuelas de Ribadumia". Los emigrantes habían abandonado un municipio rural y pobre donde en la década de los 20 del siglo pasado no había apenas infraestructuras. Por eso, decidieron contribuir a la creación de escuelas, que ayudasen a las nuevas generaciones a huir de la marginación y la pobreza. En 1927 compraron una parcela en Ribadumia y contactaron con un contratista, pero cuando parecía que el inicio de las obras era cuestión de días el constructor avisó por carta a los emigrantes de que el coste de los materiales y de los jornales había aumentado tanto que tendría que cobrar un 25 por ciento más de lo tratado.

El proyecto quedó estancando, e intentó retomarse a mediados de la década de los 30, pero ya entonces había socios que no veían bien la iniciativa -en esas fechas el gobierno de la Segunda República estaba construyendo cientos de escuelas por todo el país-, a pesar de lo cual se intentó sacar adelante. El Gobierno aportaría el 70 por ciento del presupuesto, y el Hogar de Ribadumia el 30 restante. El estallido de la guerra enterró finalmente el proyecto, y en la actualidad la parcela comprada en 1927 ya ni siquiera es del Hogar de Ribadumia. A pesar de este fracaso fue, sin embargo, la principal institución de emigrantes arousanos en Argentina, con infinidad de actividades culturales y una gran biblioteca.

Mientras, el cometido principal de la Sociedad de Ayuda Mutua y Cultural Hijos del Ayuntamiento del Grove, creada en 1934, era reunir un fondo común para asistir a sus socios "en caso de enfermedad, accidentes, repatriación o fallecimiento". También esta entidad recaudó dinero para dos grovenses huidos de la Guerra Civil, que en 1939 enfermaron en su exilio en Francia. Un grupo de socios disconformes se separó de esta sociedad en 1964 formando otra. Hubo intentos posteriores de reunificación, pero fracasaron.

Visita de Alfonsín

La historia de las asociaciones de emigrantes arousanos en Buenos Aires refleja a la perfección la diversidad de intereses y objetivos que tuvieron estos colectivos. Así, además de ser un vehículo para apoyar causas políticas concretas, para construir escuelas, o para ayudar a los convecinos que atravesaban por dificultades, las asociaciones permitían mantener un vínculo afectivo con el municipio de procedencia y organizaban fiestas, recitales de poesía, conciertos líricos, comidas y chocolatadas para recaudar fondos y ofrecer actividades de ocio a sus asociados y familiares.

Todas estas asociaciones vivieron un gran esplendor a mediados del siglo XX, hasta el extremo de que la sociedad de Cambados tuvo que hacer varios equipos de fútbol para que pudiesen jugar todos los socios que querían hacerlo. Esos buenos tiempos se vieron culminados de algún modo en 1984, cuando el entonces presidente de Argentina, Raúl Alfonsín, visitó la humilde casa de Casaldarnos (Ribadumia) de la que décadas antes había salido uno de sus abuelos. Y posteriormente, en 2001, la Mancomunidade do Salnés creó en la sede del Hogar de Ribadumia una oficina para atender a los arousanos.