El refranero es sabio y como "no hay mal que por bien no venga", la inesperada paralización de los trabajos en el Monte do Castro tienen el lado positivo de que la inmensidad de estructuras exhumadas quedan solidamente protegidas. De esta actuación se encarga el restaurador Xan Santos quien dirige los trabajos para la conservación intacta de cada una de las miles de piedras que existen en el recinto castrexo.

Aunque parte de este trabajo de protección de los muros ya se hizo en etapas anteriores, la malla de nylon se sujetó con clavos de acero a todas y cada una de las paredes y en los muros del recinto.

Asimismo se extendieron decenas de rollos de tela geotextil blanca para cubrir la práctica totalidad de la superficie del castro. La finalidad es evitar el daño de la erosión y que crezca un manto vegetal, que en poco tiempo podría arrasar con el trabajo realizado en los últimos tres años.

Y como la recuperación del castro se encuentra a medias, el equipo de restauración también ha ideado la colocación de incontables sacos terreros que sujetan cualquier pared que sin ellos, se desmoronaría en un muy corto plazo de tiempo.

Rafael Rodríguez cree que este trabajo de protección del yacimiento va a ser muy útil en la nueva fase, pues se conserva todo lo hecho hasta ahora y no solo eso, sino que también lo protegerá durante las obras.

De ahí, que la nueva brigada va a poder trabajar con la absoluta garantía de que no tendrá que intervenir en las zonas en las que ya ha habido intervención.

La actuación en el castro de Besomaño simultanea trabajos de excavación, con los de conservación y consolidación. Una de las facetas más importantes, aunque poco visible, es el drenaje de toda la superficie y que ha evitado los efectos arrasadores que han tenido los temporales de este invierno.