Los vecinos de Trabanca Sardiñeira temen quedarse aislados entre la Circunvalación Norte y la línea del tren de alta velocidad (TAV). Después de que el tren les cortase el conocido como "Camiño Real", la asociación Santiago de Afora teme que el Ministerio de Fomento les deje sin una salida por la parte este del barrio, lo que obligaría a los residentes a dar un gran rodeo hasta la avenida Rosalía de Castro para ir al centro. Por ello un grupo de vecinos paralizó ayer los trabajos previos a la colocación de un cierre perimetral.

La alternativa que ofrece Fomento al Camiño Real -que une Trabanca Badiña y Bamio- es una senda forestal sin asfaltar que pasa por el "eucaliptal de Artime", pero no satisface al vecindario. La presidenta del colectivo, María del Carmen Piñeiro declaró ayer que "nos dicen que el camino que atraviesa el eucaliptal aparece en el Catastro como vial público. Pero es privado, es un camino que se abrió en su día para poder sacar madera ¿y qué ocurre el día de mañana si viene el propietario y decide cerrarlo?, que los vecinos nos quedaríamos sin un lugar de paso fundamental". Además, explica que el sendero tiene un ancho de poco más de un metro, que está lleno de socavones y vegetación y que en algunos tramos tiene una pendiente "tan grande que las personas mayores no podrán pasar".

Así las cosas, la asociación de Santiago de Afora planteó a la empresa constructora una solución, que pasaría por retranquear un par de metros la valla de cierre de la vía y el acceso al túnel, con lo que se ganaría ese espacio para una nueva pista, que enlazaría posteriormente con el Camiño Real. "La empresa nos dijo que sí, que les parecía una buena alternativa, pero ahora resulta que Fomento se niega".

Los vecinos de Trabanca Sardiñeira, que tiene unos 1.200 habitantes, decidieron acercarse a primera hora de la tarde de ayer a la zona donde se están ejecutando las obras para hablar de nuevo con algún responsable de la empresa, pero cuando llegaron, a las 15 horas, se encontraron con un obrero que estaba haciendo con una máquina los agujeros en donde se colocarán posteriormente los postes de la alambrada.

Los vecinos lograron convencer al trabajador de que lo dejase, y María del Carmen Piñeiro, que estaba en el grupo, empezó a hacer llamadas de teléfono "pero aquí no vino nadie, ni del Concello, ni de la empresa (UTE Catoira) ni de Fomento. Del Ayuntamiento conseguimos hablar con Manuel Méndez (concejal de Medio Rural), pero nos dijo que hasta mañana (por hoy) a las 12 no podría venir nadie". Así, los residentes se quedaron a montar guardia hasta el anochecer. Una docena de vecinos desafiaron el frío en la explanada hasta pasadas las 19 horas, y hoy prevén volver sobre las 8 o 8,30. Pero en esta ocasión bien abrigados y con café caliente.