A punto está de finalizar la primera fase de puesta en valor de los yacimientos incluidos en el Programa de aprovechamiento turístico de los castros de la provincia, uno de los recursos del patrimonio histórico más abundante pero a la vez menos conocido y explotado.

En total, el plan pretende dar valor a los diecisiete yacimientos más importantes de la provincia y en concreto se interviene en Igrexa Vella (Valga), Castrolandín (Cuntis), Castro de Alobre (Vilagarcía), Monte do Castro (Ribadumia), Alto da Cruz (Cotobade), Adro Vello (O Grove), A Lanzada (Sanxenxo), As Croas (Pontevedra), A Subidá (Marín) O Facho de Donón (Cangas), Castro de Vigo, Punta do Muíño de Vento (Vigo), Troña (Ponteareas), Torroso (Mos), Altamira (As Neves), Alto dos Cubos (Tui) y Santa Tegra (A Guarda).

En estos momentos está a punto de concluir la primera fase de los trabajos, la relativa a la identificación y caracterización de los yacimientos, y queda para el próximo año, las labores arqueológicas para la recuperación de los bienes correspondientes a cada uno de ellos.

Tras un mes y medio de actividad, concluyó en Vilagarcía la limpieza del entorno de los restos ya excavados en Alobre, para lo cual fue preciso talar una enorme zona arbórea, plantada con eucaliptos, y que contribuía al deterioro de las edificaciones rescatadas en anteriores excavaciones.

Algo similar se realizó en Igrexa Vella, en Valga, aunque las tareas se centraron especialmente en el desbroce de hierba y maleza, pues las actuaciones arqueológicas son mucho más recientes y no había crecido bosque.

Y en esta línea se va a continuar en los demás, salvo en el Monte do Castro (Ribadumia) que es el único en el que se llevan a cabo actuaciones ininterrumpidas desde hace tres años, por lo que el espacio está permanentemente atendido por un equipo de expertos, que dirige el arqueólogo Rafael Rodríguez.

Se trata, en definitiva, de poner en valor un conjunto de reliquias de la antigüedad que además de proporcionar un claro interés científico e histórico, permite su conservación para generaciones venideras y además es un potencial recurso económico para los lugares en los que se encuentran.

En el ámbito económico, el plan se propone varias metas pues los expertos consideran que la conservación de estos yacimientos incluso "contribuyen a la paralización del despoblamiento de los municipios del interior de la provincia" a la vez que induce la creación de pequeñas y medianas empresas relacionadas con el turismo y la cultura, lo que implica la creación de nuevos puestos de trabajo.

El aspecto turístico es especialmente destacado en este programa de conservación de los castros.

Entienden los expertos que la promoción de estos espacios supone una "ampliación de la oferta turística de la provincia, al formar parte del turismo cultural, muy poco explotado en la provincia de Pontevedra, pese al amplio patrimonio existente.

En el estudio técnico se pone de manifiesto que la oferta cultural complementaría la ofrecida por el tradicional turismo de ocio y deportes, así como la relacionada con el termalismo.

A la vez lo consideran clave para la desestacionalización, pues se pasaría de la única oferta estival a una más continuada a lo largo de todo el año. Asimismo permitiría la captación de potenciales nuevos turistas, especialmente en mercados extranjeros, a través de una oferta cultural innovadora.

Por último, entienden que se conseguiría una revalorización del turismo de calidad que ofrecen las comarcas pontevedresas mediante el fomento y difusión de un elemento de interés arqueológico, histórico y cultural.

Sin duda todo son buenos propósitos, aunque todavía queda muchísimo que hacer en este sentido para que la propuesta resulte indispensable.