El personal de la perrera de Armenteira recogió ayer un perro que murió envenenado en Barrantes (Ribadumia). Fue una vecina de la zona quien dio la voz de alarma, llamado en primer lugar a la Protectora de Animais de Cambados. Allí le contestaron que estaban desbordados de trabajo, y que al estar el perro en el término municipal de Ribadumia debía llamar al 112 Galicia. La alertante indicaba que el animal tenía síntomas de envenenamiento.

La mujer así lo hizo, y desde el 112 se avisó al centro de recogida de Armenteira, que lleva la empresa CAAN. Cuando los trabajadores llegaron a Barrantes el perro ya había muerto, aunque sí percibieron tanto signos evidentes de envenenamiento como del sufrimiento del animal antes de morir.

El incidente se produjo en una zona de cultivos agrícolas, y desde CAAN recuerdan que "además de suponer una falta administrativa grave a la ley de protección de animales domésticos y salvajes en cautividad, el uso no autorizado de venenos en el medio natural está tipificado como delito en el Código Penal". Por ello, han presentado una denuncia en la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta.

Veneno de caracoles

La presidenta de la Protectora de Cambados, Olga Costa, sostiene que las muertes por envenenamiento de mascotas se producen con cierta frecuencia en el medio rural debido a la utilización de venenos contra los ratones o los caracoles. Según Costa, estos últimos son especialmente habituales en los cultivos y muy letales para los perros. "Es peor que el raticida. Solo se salvan los animales grandes, y no en todos los casos".

En este sentido, la presidenta de la Protectora cambadesa anima a los agricultores a utilizar otro tipo de sustancias para luchar contra los caracoles, como la ceniza, que sí es inocua para los perros.