Todos los momentos anteriores a cualquiera salida vienen acompañados por la tensión y el nerviosismo, y si esta salida se realiza desde alta mar, los nervios se multiplican por mil. Esto es lo que ocurrió en la salida de la Vuelta ciclista a España.

Atracados en uno de los muelles de la ría de Arousa, se encontraban arrimados tres barcos encargados de transportar a los ciclistas, bicicletas y mecánicos de los diferentes equipos hasta la batea. Cada uno de ellos contaba con sillas o bancos para mayor comodidad de los corredores y evitar mareos innecesarios.

FARO DE VIGO acompañó al equipo Movistar en su recorrido por mar hasta la batea. Se subieron a la embarcación a las 20,08 horas. El recorrido hasta la batea duró tan solo 4 minutos y en él hubo tiempo de reír pero también de morderse las uñas.

Los ciclistas se mostraban serios y concentrados pero no dejaban de admirar el paisaje marinero y también saludar a la gente que se encontraba en barcos cercanos, a pesar de eso las risas no cesaron en ningún momento.

Varios ciclistas intentaron relajarse por medio de bromas. "Vivan los novios", gritaba Pablo Lastras tirando a sus compañeros pétalos de rosas que inundaban el suelo del barco. El movimiento del barco era prácticamente inexistente lo que hizo que varios ciclistas saltasen graciosamente intentado mover el barco, inútil por cierto.

Los demás hablaban de sus impresiones para la carrera y se animaban entre todos. Otros, como Alejandro Valverde, se mostraba mucho más concentrado de cara a la salida y solo tenía palabras de agradecimiento para los que coreaban su nombre.

Una experiencia única en un escenario único.