Cuando la Diputación de Pontevedra, junto con Unipublic, la empresa organizadora de la Vuelta, decidieron apostar por la espectacularidad en la salida de esta 68 edición, eran conscientes de la enorme repercusión mediática que tendría dicho punto de partida.

La plaza de toros de Pamplona, final de la primera etapa del año pasado, abrió la veda del espectáculo y la innovación en lo que años atrás no era más que una simple e insulsa salida de una ronda ciclista.

Con la batea de Vilanova en el centro de todas las miradas, ayer comenzaron las pruebas de transporte de ciclistas desde tierra hasta la plataforma protagonista. Este viaje se realizará mediante tres lanchas con capacidad para 9 o 10 ciclistas con sus respectivas bicicletas, y el tiempo estimado de transporte entre equipo y equipo debe ser de 4 minutos aproximadamente, ya que en la contrarreloj es el tiempo que se deja de ventaja entre un conjunto y otro.

Los "simulacros" de ayer no fueron del todo satisfactorios, ya que el recorrido con las lanchas es de apenas treinta segundos, pero lo difícil viene en las maniobras de llegada a la batea y de salida de la misma, donde hasta el momento, los encargados de manejar las embarcaciones mostraron ciertas dificultades en la dirección de las mismas.

Problemas solucionados

A pesar de estos pequeños problemas, tanto el alcalde vilanovés, Gonzalo Durán, como los organizadores de la Vuelta, ahuyentaron todas las dudas y polémicas antes de que lleguen a más, destacando que de cara al sábado, el transporte de los ciclistas estará más que asegurado y cumplirá los tiempos requeridos.

Además del transporte de los competidores, las obras para poner a punto la plataforma flotante están casi finalizadas, gracias a la supervisión de un ingeniero llegado de la Diputación y al propio alcalde vilanovés, Gonzalo Durán.

Los trabajos de apoyo a los servicios municipales también los están realizando voluntarios de clubes deportivos de la localidad, realizando tareas como acordonar toda la zona que rodea a la famosa batea, o recorrer los alrededores en busca de cualquier desperfecto, tanto por tierra como por mar, para que todo salga a pedir de boca.

A falta de tan solo dos días para que se dé el pistoletazo de salida, Vilanova de Arousa se prepara y engalana para lo que será el evento deportivo más importante de la historia de la localidad.