El gobierno local vilagarciano se reunirá en los próximos días con los representantes de las "galerías Gallego" para tratar de mediar en los problemas que los comerciantes y residentes de la zona tienen con los transeúntes que frecuentan estas calles de titularidad privada pero con servidumbre de paso.

Ravella propondrá al colectivo que contrate seguridad privada y cierre parcialmente en horarios determinados las galerías para intentar evitar actos vandálicos, menudeo o que los vagabundos, habituales del lugar, duerman y hagan sus necesidades allí.

Por su parte, el gobierno local se comprometerá a reforzar la vigilancia policial, tanto de forma directa, echando mano de la plantilla de agentes municipales, como solicitando a la Policía Nacional que realice controles periódicos de la actividad en las galerías, que de un tiempo a esta parte se han convertido en epicentro de graves problemas de convivencia.

El Concello entiende que al tratarse de un espacio privado -pese a que debe dar servicio a los viandantes- los comerciantes también deben aportar a que la seguridad en la zona sea adecuada "como pasa en otras ciudades como Pontevedra, en donde contratan a vigilantes de seguridad", comentan fuentes municipales.

Según los comerciantes, la situación lleva arrastrándose desde que las galerías perdieron su condición de zona de marcha, hace más de una década, pero hasta hace dos años la tensión había ido en aumento.

Durante un tiempo, las cosas parecían haberse calmado, después de que, según comentan los comerciantes, la directiva del colectivo habló con los sin techo que solían dormir, hacer sus necesidades y dejar basura en los pasillos interiores.

Sin embargo, hace unos meses, la situación volvió a agravarse y residentes y autónomos se quejan de que los transeúntes les complican cada vez más la vida diaria.

Han denunciado amenazas, ataques a sus establecimientos, dificultades para poder limpiar las galerías e incluso la creciente presencia de camellos y drogodependientes trapicheando en la zona, incluso en el horario comercial, delante de los viandantes.

Todo esto les llevó hace dos semanas a presentar un escrito en el Concello con la firma de cerca de un centenar de afectados exigiendo a Ravella que tomara cartas en el asunto, cosa que parece que hará, pues el asunto está previsto que vaya a la junta de gobierno local la semana que viene, según afirman fuentes municipales.