En A Illa se encargan año tras año de demostrar que eso de que el marisco solo está bueno en los meses que llevan la letra r es una verdad a medias. Ayer, con el inicio del mes de agosto, se alzó el telón de la ya tradicional Festa Gastronómica do Mar. Once ediciones contemplan una de las citas estivales de referencia para los amantes del buen comer y, más aún, cuando se trata de hacerlo a precios razonadamente asequibles.

El Céltiga es uno de los clubes pioneros en la comarca a la hora de convertir los meses de verano en fuente de actividad económica para completar los presupuesto de la inminente temporada. Para ello no escatiman ningún esfuerzo a la hora de ofrecer las mejores viandas a los exigentes comensales. La diversidad de la oferta comprende desde los mejillones al vapor, empanada y tortilla a 3 euros la ración, pasando por las sardinas asadas y paella de mariscos (4 euros), mejillones en salsa y mejillones tigre (3,5 euros), brocheta de langostinos (6 euros), dos nécoras (7 euros), camarones y zamburiñas (8 euros), navajas a la plancha y almejas (8,5 euros) y pulpo á feira (9 euros).

El balance de la primera jornada fue positivo, aunque con ciertos matices. El hecho de caer la primera jornada en jueves obliga a medir la valoración realizada. Uno de los miembros de la organización señaló al respecto que "fue un primer día muy positivo en comparación a años anteriores. Sabemos que el volumen de gente va en aumento durante el fin de semana y este arranque nos invita a ser muy optimistas".

La mayor demanda de producto se centró especialmente en la navaja a la plancha. Prácticamente no faltó en ninguna de las mesas servidas y las buenas críticas a su preparación alimentaron el boca a boca entre los comensales. La brocheta de langostinos y las zamburiñas también tuvieron efecto dominó en las comandas, sin menospreciar en ningún caso la calidad de toda la materia prima ofertada.

El domingo finalizará el primer turno de un evento que tendrá su continuación a partir del 13 de agosto y hasta el domingo 18. Serán un total de diez días de los que solo se ha consumido el primero y que se convertirán, como viene siendo tradición, en cita obligada para turistas y residentes habituales en la comarca. El fin benéfico del evento también ayuda a potenciar el sabor de las extraordinarias viandas.