Los trabajos para trazar el Eje Atlántico del Tren de Alta Velocidad han experimentado un avance notable en el tramo comprendido entre Vilagarcía de Arousa y Catoira, pero también desde la localidad vikinga hacia el municipio coruñés de Rianxo.

En este último caso, el viaducto previsto para salvar el río Ulla reúne a diario a decenas de operarios que, como si fueran pequeñas hormigas en medio de pilares de medio centenar de metros de altura, trabajan para levantar uno a uno los módulos de la estructura metálica con el fin de hacer realidad esta ambiciosa actuación, que está considerada como una de las fases más singulares, laboriosas y costosas de todo el proyecto del Eje Atlántico.

Pero el avance experimentado en los trabajos se hace notar, igualmente, en la playa de vías de Vilagarcía, donde no solo se hace preciso instalar nuevos trazados ferroviarios, sino preparar la futura estación.

Algo parecido puede decirse de lo que sucede en Trabanca Sardiñeira, Carril, Bamio y otros puntos de la localidad vilagarciana en los que se ejecutan labores ligadas al TAV.

En estos casos, como en la parroquia catoirense de Abalo, cabe destacar la importancia de los túneles habilitados para sortear las laderas del monte Siradella y permitir el avance del TAV.