La Xunta de Galicia, a través de la Axencia Galega de Infraestruturas de la Consellería de Medio Ambiente, ha sacado a concurso la elaboración de un mapa de ruidos en las carreteras de titularidad autonómica de las comarcas de O Salnés y Caldas por un importe de 119.567,93 euros (IVA incluido), un presupuesto base de licitación a ejecutar en dos anualidades, 2013 y 2014. El contrato tiene una duración de diez meses.

Se trata de que una empresa recopile los datos necesarios para poder evaluar los niveles de contaminación acústica originados por el tráfico, los que se generan en el entorno de la carretera y la exposición al ruido a la que está sometida la población en la zona de estudio.

En total, la adjudicataria medirá y analizará el ruido a lo largo de 104,93 kilómetros que se reparten en tramos de dieciséis viales distintos, entre los que se encuentra la autovía do Salnés (AG-41), la carretera entre Vilagarcía y Pontevedra (PO-531), la que discurre entre la capital arousana y Pontecesures (PO-548) y la vía rápida a Cambados (VG-4.3), entre otras. En cualquier caso, son viales con una intensidad media diaria (IMD) a partir de 17.000 vehículos diarios, según precisan fuentes de la Consellería de Medio Ambiente.

La elaboración de mapas estratégicos de ruido se desarrolla en cumplimiento de una directiva europea sobre evaluación y gestión del ruido ambiental y en la Ley del Ruido, aprobada con la finalidad de determinar la exposición al ruido ambiental. El Gobierno gallego también pretende con la licitación de este contrato poner a disposición de la población la información sobre el ruido ambiental y sus efectos y adoptar planes de acción por los Estados miembros de la Unión Europea tomando como base los resultados de los mapas de ruidos, con vistas a prever y reducir la contaminación acústica, sobre todo cuando los niveles de exposición puedan tener efectos nocivos en la salud de los ciudadanos.

La empresa que resulte ganadora de la adjudicación deberá desarrollar los trabajos en dos fases: en una se elaborará un mapa de ruidos básicos y en la otra un informe más detallado.

En la primera fase, además de obtener y medir los ruidos a una determinada escala, también se delimitarán las zonas con uso predominante residencial, colegios y hospitales y áreas que requieran especial protección contra la contaminación acústica. Los límites de ruido recomendados se sitúan en 55 decibelios, donde concluye el denominado confort acústico.

En la segunda etapa, la escala de medición ya será más detallada y se recopilarán los datos necesarios para el informe que no fuesen recabados en una primera fase.

Para desarrollar estas tareas en las carreteras de O Salnés y Caldas la Axencia Galega de Infraestruturas plantea un presupuesto para un ingeniero de caminos, otro industrial o similar, dos delineantes y un vehículo.