Ya casi es imposible encontrar mesa para celebrar un banquete de la primera comunión, pues prácticamente todo está reservado desde hace semanas. A lo largo del mes en curso, y en junio se notará todavía más, se desarrollan en las comarcas de O Salnés y Caldas cientos de fiestas y ceremonias religiosas que suponen un gran desembolso económico y una actividad frenética.

Ayer, sin ir más lejos, se celebraban las primeras comuniones de la parroquia de San Vicente de O Grove, al amparo de sus fiestas de Sacramento. Pero esto ocurre prácticamente en cada rincón de las comarcas antes citadas y, como queda dicho, se intensificará en próximas semanas tanto a orillas de los ríos Umia y Ulla como de la ría de Arousa.

Incluso hay que hablar de una importante interconexión entre las dos comarcas, pues si bien es cierto que la mayoría hacen la fiesta en sus casas o en los restaurantes, hoteles e incluso furanchos de sus localidades, también los hay de O Salnés que tras asistir a misa en sus iglesias de costumbre organizan su banquete en la comarca vecina de Caldas, y viceversa.

La actual es, por tanto, una época de importantes gastos para las familias, ya que dependiendo del tipo de vestimenta, del número de invitados, del lugar elegido para el banquete y de otros muchos detalles, el coste de una de estas celebraciones puede oscilar entre los 2.000 y los 4.000 euros por niño, o incluso dispararse por encima de esas cifras que, cada vez más, se asemejan a las de un banquete nupcial.

Que si entre 100 y 500 euros para el traje, que si los complementos, las fotos y obsequios, con un coste de entre 500 y mil euros, los zapatos... Y, por supuesto, el menú, que puede oscilar entre los 30 y 60 euros por cada niño o invitado, lo cual supone otra importante cantidad a sumar a la desembolsada por la vestimenta.

En definitiva, que O Salnés y Caldas se vuelcan de lleno en las primeras comuniones, y no solo desde el punto de vista espiritual o religioso, sino también desde la vertiente más profana.