Las trabajadoras se sienten abandonadas por los responsables políticos, y sobre todo, por el Concello de Vilagarcía. Una de las trabajadoras que vivió en primera persona cómo la empresa sacaba maquinaria de madrugada apoyada por un amplio depliegue policial, Josefa Santaya, no comprende cómo el alcalde, Tomás Fole, "no se dignó a venir por aquí en estos cuatro meses", ni siquiera después de este episodio. Ella y sus compañeras se sienten "muy defraudadas" con Fole. Se preguntan si "puede dormir tranquilo". "Un alcalde debe estar con el pueblo porque es quien lo eligió", reprochan.