Los vecinos de Carril reclaman desde hace años la mejora de la seguridad vial en la avenida de Rosalía de Castro, que es la principal calle que atraviesa la localidad. Y el alcalde de Vilagarcía, Tomás Fole, y el delegado de la Xunta en Pontevedra, José Manuel Cores Tourís, visitaron ayer la zona en compañía de los técnicos para analizar varias alternativas para la instalación de un semáforo y reubicación de pasos de cebra.

La visita fue gestionada por el regidor, que desbloquea así una demanda de la asociación de vecinos, si bien lo hace con varios meses de retraso, y habrá que ver si colma las aspiraciones de los carrilexos, que en su día plantearon una reforma más a fondo de la seguridad vial en la zona, debido al importante número de accidentes urbanos.

La principal mejora que analizaron ayer Fole y Tourís afecta al último tramo de la avenida Rosalía de Castro, que pertenece a una carretera de titularidad autonómica. Los colectivos de Carril pidieron en más de una ocasión que se mejore la seguridad vial de los peatones, pues se trata de una zona con muchos habitantes y que soporta una importante presión de tráfico.

Las dos alternativas que se manejan con más fuerza son las de instalar el semáforo o bien a la altura del número 193 de la calle o bien en el cruce de acceso al instituto. Lo que va a hacer también el alcalde de Vilagarcía es convocar a los vecinos que solicitaron la señal luminosa a una reunión, para explicarles las mejores opciones según los técnicos y escuchará sus opiniones. El encuentro es este lunes y también acudirá Cores Tourís.

Los costes de la obra se los reparten la Xunta y el Ayuntamiento. Así, Ravella pone los báculos de metal que soportan la señal lumínica, pues los tiene en existencias, así como el personal, mientras que la administración autonómica se encarga de adquirir el resto del material.

Parece que se encauza así una vieja demanda de Carril, que generó en alguna ocasión sus más y sus menos entre los responsables de la asociación de vecinos y Ravella.

A mediados de octubre pasado, sin ir más lejos, el presidente del colectivo, Miguel Ángel Rodríguez, no ocultó su malestar con Fole, al que acusaba de incumplir su compromiso de recibirles en un plazo de diez días. En aquel momento Rodríguez reprochaba al primer edil que algunos pasos de peatones tenían la pintura casi borrada y que no se sabía nada de la comprometida reubicación de los semáforos.

En este sentido, los vecinos plantearon en más de una ocasión que hay demasiadas señales de este tipo en el primer tramo de Rosalía de Castro, aunque algunas de ellos ya carezcan de su sentido originario, como la de Lantero, que se instaló cuando la fábrica estaba allí. Sin embargo, las echan de manos en el centro urbano, densamente poblado.

Miguel Ángel Rodríguez sugería entonces, en octubre, que la Xunta de Galicia estaba dispuesta a acometer el cambio de ubicación de semáforos con tal de que el Ayuntamiento lo solicitase, de ahí que no entendía por qué no se ejecutaba la obra.