Cuando se analizan las características del proyecto que se plantea para Porto Meloxo se comprueba que está previsto consumir casi 50.000 toneladas de escollera, es decir, piedra procedente de una cantera autorizada que tendrá entre 10 y más de 6.000 kilos.

La ampliación propiamente dicha "se hace sobre 4.174 metros cuadrados, de los que una parte ocupan el espacio donde actualmente se encuentra el remate del espigón, por lo que no toda la ocupación afecta al fondo marino natural". Con este proyecto "no se prevé más contaminación que la procedente de la fase de obra, por la maquinaria, el hormigón y similares".

Uno de los capítulos más destacados del "Documento de consultas ambientales", que llegó ayer a manos del alcalde, Miguel Pérez, y que éste expuso ya tanto a sus compañeros de partido como a sus socios de gobierno, el referido a medidas preventivas y correctoras. En este caso se regula la colocación de instalaciones auxiliares para facilitar la obra y se elabora un plan de tráfico especial con el fin de facilitar el paso de maquinaria y de los materiales. El riego del polvo, control de emisiones en el transporte y cubrición de los camiones son otras medidas preventivas a aplicar contempladas en el ambicioso expediente.