Las mariscadoras de Cambados se han visto obligadas a cambiar este año su habitual programación de trabajo debido a la declaración como Zona C de una parte de O Saco de Fefiñáns, que hasta ahora reservaban para faenar en mayo, dando así un descanso productivo a su principal banco, que es el de O Sarrido. La declaración como Zona C de esa parcela fue comunicada por la Xunta de Galicia a finales de abril, y obligó a las mujeres a variar inmediatamente sus planes de trabajo.

Así, no pudiendo ir a O Saco, como estaba previsto, se decidió dividir O Sarrido en cuatro partes. Tres de ellas se mantienen cerradas, para dar un descanso a la almeja mientras desova, mientras que se sigue faenando en la más próxima al punto de control de San Tomé, que es la conocida como Os Bebederos y Mar de Frades. Ahí irán siete días de extracción, y otros siete faenarán en el arenal situado entre la Casa do Mar y el centro de salud.

La presidenta de la agrupación, Isabel Pérez, admite que la declaración como Zona C es un contratiempo. "Por el momento tenemos donde trabajar, es cierto. Pero lo peor es que estamos preocupadas porque si llega a ocurrir algo en O Sarrido nos quedaríamos sin alternativas a donde ir". Isabel Pérez lanza un dardo contra los responsables políticos de la Xunta y el Concello. "Dijeron hace tres años que iban a canalizar los tubos que vienen desde Corvillón y los de las casas que echan al mar... Pero todavía no los han canalizado". La presidenta de las mariscadoras de Cambados avisa de que aunque el banco declarado C sea relativamente menor "somos una agrupación con muchas mariscadoras y tenemos que disponer de espacios y alternativas donde trabajar".

Contaminación

Que un banco marisquero sea Zona C implica que no se puede comercializar, y lo único que se puede hacer con el marisco es reinstalarlo durante un cierto tiempo en un polígono calificado como A o B. La mayor parte de O Saco de Fefiñáns tiene la declaración C desde 2010 debido a la baja calidad de sus aguas, pues se trata de una ensenada afectada tanto por la actividad portuaria de Tragove como por la existencia de varios puntos de vertido. Pero una parte de la ensenada -unos 15.000 metros cuadrados- seguían siendo B, lo que permitía vender la almeja fina y japónica que allí se daba tras un proceso de depuración. Esa es la parcela que ha empeorado su calificación tras los últimos análisis.