Un hombre que vive a menos de 50 metros de la casa que habían alquilado en Cambados la pareja de presuntos ladrones que llevan cuatro días huidos de la Guardia Civil, cuenta que a principios del mes pasado varios vecinos tuvieron que ayudarles a arrancar el coche, porque no les encendía. En efecto, el Citroën Xsara Picasso de la pareja tenía un pequeño problema en el motor de arranque y tuvieron que llevarlo al taller. Estuvieron sin el vehículo entre 10 y 15 días, y lo recogieron la semana pasada.

Un incidente que, de confirmarse su participación en la oleada de robos que se ha producido en el sur de O Salnés desde abril, les habría impedido actuar más veces. De hecho, parece ser que estaban impacientes y que llamaron al menos una vez al taller para que los mecánicos se diesen prisa, "porque decían que les hacía falta el coche para trabajar", declara uno de los responsables del establecimiento.

El madrileño de 42 años M.A.S.L. y su pareja, de 34, llegaron a Cambados hace algo más de un mes y se establecieron a las afueras de la localidad, en una vieja casa alquilada de la calle de Vicente Risco. A los vecinos les decían que trabajaban cuidando a una anciana por las noches o en una mutua de seguros, y por el día no se les veía demasiado. A veces salían a pasear los perros, bajaban hasta la panadería o salían a comprar tabaco, pero la mayor parte del tiempo estaban dentro de casa, con las cortinas echadas.

Cuando se vieron sin su coche, por culpa de la avería, recurrieron a los taxis de la localidad, y parece ser que los llevaron en más de una ocasión a la zona de O Bao, a la entrada de Pontevedra. La mujer alegaba que iba a visitar a una familiar. Estos viajes a O Bao avalarían la tesis de la Guardia Civil de que la pareja de fugados es consumidora habitual de drogas. De hecho, en el coche que dejaron abandonado el sábado pasado tras la persecución desde Cambados a Vilalonga se encontraron tanto restos de sustancias estupefacientes como de útiles necesarios para su consumo.

Finalmente, la semana pasada recibieron una llamada del taller. El coche estaba arreglado, y ellos acudieron a recogerlo. Pero no llevaban dinero encima, pues al parecer necesitaban el coche para ir a retirarlo del banco, por lo que dejaron en fianza un ordenador portátil hasta que volviesen con el dinero, algo más de 100 euros. Pero ya no regresaron, y en el taller ya se están haciendo a la idea de que no van a cobrar su trabajo. "Y el portátil también será robado", dicen con resignación en el negocio.

La Guardia Civil vincula a la pareja con al menos media docena de robos que se produjeron en Cambados, Ribadumia y Meaño desde abril pasado. En la mayoría de los casos se perpetraron de noche en establecimientos situados al lado mismo de la carretera -caso de los bares atracados en Padrenda y Dena-, lo que les permitía una rápida huida una vez perpetrado el robo.

Se esfumaron dos veces

Aunque las diferencias son enormes, la prolongada huida de la pareja de presuntos ladrones hace que salten las referencias a Bonnie y Clyde, que lideraron una de las bandas de forajidos más famosa del siglo pasado en Estados Unidos. Actuaron durante la época de la Gran Depresión, y durante un par de años burlaron una y otra vez a la policía. Iban armados, y mataron a más de una persona -ellos mismos murieron en un tiroteo-, a pesar de lo cual se convirtieron en una leyenda y en un icono cinematográfico del siglo XX.

M.A.S.L. y su compañera sentimental, por su parte, son una pareja que según fuentes próximas a la investigación se mueven de un lado a otro de España para cometer robos y atracos, y antes de recalar en Cambados habían estado en Valencia. Otro paralelismo con los Bonnie y Clyde reales es su suerte o maña para evitar que les echen el guante.

El sábado pasado se escabulleron por primera vez de la Guardia Civil huyendo a gran velocidad en su coche. Lograron alejarse de las patrullas tras conducir en sentido contrario por la zona de Castrelo, y después abandonaron el vehículo en una finca del rural de Vilalonga, a un tiro de piedra del monte, donde se supone que se escondieron. La Guardia Civil cercó la población, colocando agentes en los principales cruces, mientras un helicóptero peinaba la zona una y otra vez. Pero se evaporaron.

Su segunda proeza fue la noche del domingo para el lunes, cuando se colaron en la casa que tenían alquilada pese a que estaba siendo custodiada por una patrulla de la Guardia Civil. Lo hicieron por una finca alargada y llena de maleza por la que, con paciencia, se llega a la parte trasera de la vivienda tras saltar un par de muros de cierre. Luego fueron a un bar de San Tomé a desayunar, y finalmente cogieron un taxi para Pontevedra, aunque otras fuentes consultadas manifestaron ayer que en realidad fueron hacia Pontecaldelas.

Parece ser que les vieron a mediodía en la plaza de Barcelos, pero una vez más se esfumaron. Los controles de las estaciones de tren y de autobús no dieron resultado. Tienen una pistola, aunque algunas fuentes apuntan que es de aire comprimido.