Aunque pueda parecer que la lluvia constante durante el otoño y el invierno pudo haber afectado al viñedo, lo cierto es que, según los técnicos, lo que más ha influido es que hiciera poco frío. Al parecer "no se han cumplido las horas de frío mínimas que necesitan los frutales y plantas de hoja caduca para una buena brotación, producción y fructificación en general".

Rosa Pérez, desde la EFA, apunta que "tienen que cumplir un mínimo de horas de frío para que su ciclo al año siguiente sea bueno, en ausencia de otras inclemencias climáticas". A causa de esa escasez de frío en invierno la brotación "va un poco más retrasada que el año pasado y tampoco se produce de forma regular, pues incluso en una misma finca hay plantas brotadas y otras que no lo están". Pero a pesar de todo ello los técnicos insisten en que "de momento no hay motivo de preocupación y las cosas están bastante tranquilas", pues los problemas que pudieran detectarse en invierno tienen fácil solución en esta época, si el tiempo acompaña.

Hay que tener presente que "aunque la brotación esté retrasada y parezca que habrá poca producción, puede que en el momento del cuajado de la uva todo cambie, ya que en agricultura dos más dos no siempre son cuatro", declara Rosa Pérez.