Nada más conocerse la muerte de Hugo Chávez los colegios de Venezuela mandaron los niños para casa, el transporte público dejó de funcionar, muchos comercios cerraron y multitudes de personas llenaron en cuestión de minutos los supermercados y los bancos para abastecerse de alimentos y retirar dinero. Este es el panorama que les han descrito por teléfono sus familiares y amigos a los venezolanos residentes en Vilagarcía.

Tres directivos de la asociación Hermandad Venezolana das Rías Baixas, con sede en Vilagarcía, admiten su preocupación por lo que pueda pasar en el país tras la muerte de Chávez. La presidenta, Olga Pantoja, lleva tres días sin poder comunicarse con sus parientes, pero confía en que las cosas salgan bien. "Ahora hay mucha tensión, pero es normal, porque hay un vacío de poder. Pero el pueblo venezolano es pacifista, y espero que ocurra como en España tras la muerte de Franco".

Pero otros venezolanos admiten su temor de que se produzca una escalada de violencia. Es el caso de Francis Suárez, que tiene una cafetería en Vilagarcía y que reconoce su miedo "a que haya un repunte militar, porque hay una división muy grande en el país. Hay odio e ira entre unos y otros (defensores y detractores de Chávez) y miedo a expresar tus ideas".

La Hermandad Venezolana cuenta con 350 socios, de los cuales unos 150 son de Vilagarcía, y el resto de otros ayuntamientos de la provincia de Pontevedra. Además de venezolanos hay brasileños, cubanos, dominicanos y un gran número de gallegos retornados que emigraron en su día al país sudamericano. En la actualidad hay empadronados 150 venezolanos en la capital arousana, a los que habría que sumar unos pocos más en situación irregular.

Los primeros empezaron a llegar a finales de la década de los 90, y principios de la de 2000, y sobre un 80 por ciento de ellos trabajan como músicos o cantantes en orquestas gallegas. Otros muchos han abierto pequeños negocios de comercio u hostelería, hay médicos y panaderos. Francis Suárez fue una de las primeras. Su marido es de A Illa y se fue con sus padres a Venezuela cuando solo tenía 11 años. Regresó a Galicia a finales de los noventa, y dos años después se unió a él su mujer. Trabajó como ayudante de cocina, y hace poco se hizo con la concesión administrativa de una cafetería. Cuando se le pregunta por la crisis española afirma que "ahora las cosas están mal para todos, y de hecho mi marido ha tenido que volver a Venezuela porque aquí no hay trabajo". Ella misma se plantea regresar: "Siempre he dicho que volveré, pero que no sé cuándo". Eso sí, aclara que solo lo hará cuando la situación en el país se estabilice.

Sin embargo, Olga Pantoja, Katiuska Peñalver (vicepresidenta de la Hermandad) y Sergio Flores (secretario) ni se lo plantean, al menos por ahora. "Estoy feliz con la seguridad que me ha dado Galicia. La educación que recibe mi hija es excelente y los gallegos se portan muy bien con nosotros", afirma Peñalver. "Tengo muchas esperanzas de que mejore la situación en España. Yo aquí estoy cómodo", dice a su vez Sergio Flores.

Sobre Chávez afirman que tuvo muchos aciertos, y también errores. De estos creen que el más grave fue la fractura sufrida por la sociedad durante sus mandatos; de lo bueno, Flores opina que "ayudó mucho a los pobres y liberó Venezuela del analfabetismo. Mejoró la sanidad y la educación públicas y promovió la participación de la sociedad". Finalmente, Olga Pantoja entiende que "Chávez trascendió Venezuela e influyó en toda Latinoamérica. Otros países le tomaron como referencia y eso quedará para la historia".