Adentrarse en el Museo del Ferrocarril de Vilagarcía (Mufevi) produce cierta nostalgia al espectador cuando accede al interior de la íntima y recoleta estación carrilexa, recuperada en 2006, con absoluto respeto a su diseño original tanto exterior como interior.

Al abrir las puertas aparecen casi 150 años de la historia de los caminos de hierro en Galicia. Cornes-Carril fue el primer camino de hierro que se construyó en Galicia y por tanto la primera referencia histórica para el hito que significó este medio de locomoción.

No es extraño, por tanto, que Vilagarcía acoja este museo que aunque es pequeño permite al espectador conocer toda la evolución de un transporte que revolucionó la sociedad en todos los aspectos, desde el social, al económico y político.

El objetivo de la difusión de la historia del ferrocarril se consigue de pleno en esta pequeña y coqueta estación que tanto significó para Vilagarcía, pues en la visita se da un repaso a toda la trayectoria de este medio de transporte, desde la locomotora a vapor, a las diésel y eléctricas, y en la que habrá que guardar espacio para que en el futuro se contemplen los modernos trenes de alta velocidad.

El visitante que hoy llega al Mufevi se encuentra con unas instalaciones casi diáfanas, pero llenas de vitrinas en las que se relata la evolución del ferrocarril en sus más de doscientos siglos de existencia.

Cientos de maquetas de un coleccionista llaman la atención a primera vista e invitan a contemplarlas una por una. Las hay de todos los tipos y formas, hasta de "cocodrilo" cada una para cada función en su época determinada. Según la memoria del Mufevi hay locomotoras de vapor, turbina de gas, diésel, eléctricas, de levitación magnética desde 1801 hasta 2001. También vagones, desde su origen hasta la actualidad y trenes míticos de todos los tiempos.

Pero después no queda otra que visitar la sala de proyección en tres dimensiones. Allí se emite un documental en el que se emula un viaje en una locomotora de vapor.

Se trata de "El Tren de Varela" que discurre por el trazado primitivo entre Cornes y Carril en las condiciones en las que viajaban en este medio de transporte los viajeros de la época.

Durante el trayecto se puede ver como creció y evolucionó la ciudad y, paralelamente, el puerto, además del estrecho vínculo que tenía Vilagarcía con Europa y América, dificultades del trazado, inauguración de la primera vía férrea de Galicia, la evolución de las locomotoras y del sistema ferroviario español.

Con este preámbulo, el visitante más joven ya tiene elementos para disfrutar de los paneles interactivos que se sitúan en lugares estratégicos del museo vilagarciano, en los que el espectador puede vivir las principales efemérides relacionadas con este apasionante mundo del transporte.

Vista la planta baja es imposible frenar la tentación de subir a la planta superior donde esperan nuevas y gratas sorpresas. La más agradable para los miles de escolares que han pasado por las instalaciones es la maqueta de la estación alemana de Baden, en la que se plasman a escala todos los edificios del entorno, incluida la estación y la red de vías férreas.

Y el resto de la infraestructura también se completa con vitrinas en las que se exhiben documentos y objetos muy especiales para la historia ferroviaria nacional.

Llaman la atención los manuales dirigidos a antiguos "maquinistas, fogoneros y ayudantes" o los relativos a especialidades de los talleres que siempre se situaban al lado de la estación, como ocurría en Carril. De ahí que todavía se conserve el llamado "Manual de freno automático por el vacío", del que también solo se puede ver la portada.

Junto a él se exhiben documentos curiosos como los relativos a la "militarización de Renfe" en la época de la Guerra Civil e incluso se muestra una insignia militar del cabo jefe de equipo.

No faltan libros de estudio sobre geometría, álgebra, metalurgia o ciencias físiconaturales.