Tras las detenciones o la huida de la mayoría de los miembros de Falange -de acuerdo con las nuevas leyes del gobierno de Frente Popular-, la situación política y social en Vilagarcía, estaba encubierta pero en ningún caso solucionada. La presión a que estaba sometido el pueblo, al igual que la comarca presagiaba algún cambio, no precisamente hacia mejor.

El primer estallido violento del mes de julio de 1936 se produjo en la isla de Arousa el día cuatro, con la explosión de varios petardos, y aunque en principio se pudo pensar que había intereses políticos por el medio, realmente no era así, ya que las personas perjudicadas: el industrial Benito Figueiras, el armador Juan Rial y el también industrial Juan Ríos Laredo, "no solo son de diferentes ideologías sino aun opuestas completamente", según los informes de la Guardia Civil.

Con esta aclaración de los investigadores, el probable móvil político o social se venía abajo. Con todo, la gente pensaba que algún motivo habría, y en la mente de todos estaban las graves alteraciones del orden ocurridas en la isla con motivo de la Revolución de octubre de 1934.

Nada más ocurrió, y el último alcalde de la República, Valentín Briones Rey despachó el pleno municipal del día 17 de julio de forma bastante rápida ya que todos los asuntos a tratar "eran de puro trámite, con una sola intención, que no llegó a celebrarse: la de conceder cincuenta pesetas para la Olimpiada Popular a celebrar en Barcelona", a petición de la Agrupación Cultural Deportiva Obrera de Pontevedra.

Al margen de la vida municipal, ¿qué ocurría en Vilagarcía?

Pues la verdad es que aparte de la misa celebrada en la Iglesia de San Francisco de Pontevedra en memoria de Calvo Sotelo, recientemente asesinado, y a la cual asistieron bastantes personas de significación derechista de Vilagarcia, nada extraordinario se podía apreciar en el municipio: en el bar Casablanca actuaba la orquesta Sumatra; se hablaba del declive del turismo en España; se anunciaba una Exposición Regional de Arte Infantil en Tuy; en el Café Universal se había verificado el sorteo del Cupón Benéfico, etcétera.

De repente se extienden por Vilagarcía noticias alarmantes sobre el levantamiento de tropas en Marruecos, por lo que el Ayuntamiento ve necesario publicar una nota de tranquilidad a través de la prensa local, en la que dice que "a pesar de haber circulado por esta ciudad unos rumores alarmantes, el alcalde nos dijo este medio día que según acababa de comunicar el gobernador señor Acosta Pan, la tranquilidad era absoluta en España".

Aunque el periódico local dejó de aparecer entre los días 19 y 27 de julio, el historiador Carlos Fernández señala que "durante la noche del sábado 18 de julio, varios elementos de izquierdas desvalijan e incendian las sociedades "Juventud Católica" y el "Club de Regatas", y efectúan diversas requisas a la búsqueda de armas".

Tras una reunión de militantes del Frente Popular para decidir una probable huelga general, que se proclama más tarde, es requerido el ex alcalde Elpidio Villaverde al municipio, y el Comité Ejecutivo del Frente Popular se constituye en la Alcaldía y se obliga a abandonar su puesto al alcalde Valentín Briones Rey".

La destitución del alcalde Briones Rey constituye una de las paradojas más curiosas de la vida municipal vilagarciana, ya que cuando poco después asume el mando de comandante militar de la plaza el coronel de Regulares, Salvador Múgica Buhigas, ordena que se forme el ayuntamiento en la Casa Consistorial y procede otra vez a la destitución del alcalde Valentín Briones Rey, con lo cual es la primera vez en la historia de Vilagarcía que un alcalde legalmente constituido es destituido en dos ocasiones por entidades tan diferentes como eran el Frente Popular y los militares.

De acuerdo con las órdenes del comandante militar de la plaza, tras salir Valentín Briones del ayuntamiento, se proclama disuelta la corporación municipal, para a continuación designar como gestores administrativos de forma provisional a Frutos Cerecedo Lapatza, Emiliano Porto Rial y Wenceslao Oubiña Bello, obteniendo la presidencia el ya citado Cerecedo Lapatza.

Dada la inestabilidad social, política y económica existente en la comarca, y siempre según las medidas tomadas por el coronel Múgica Buhigas, "se acuerda que mientras persistan las actuales circunstancias, se constituya este organismo en sesión permanente a fin de resolver con la urgencia necesaria cuantos asuntos puedan presentarse relacionados con ingresos, pagos, nombramientos y separación de personal que no se presente al servicio, así como también cuanto afecte a la recaudación de arbitrios y en general todo lo que se relacione con la administración municipal; celebrándose al efecto sesiones extraordinarias los jueves, a las once horas, sin perjuicio de las extraordinarias que fueran precisas".

La sismología municipal sigue siendo la misma que existía en los días previos a la guerra civil, y no será hasta el 12 de agosto en que se proceda al cambio de banderas, "autorizándose el uso de la bandera bicolor como bandera de España".

Por su parte, la placa que señalaba la plaza de la República permanecerá como tal hasta el 29 de septiembre de 1936 cuando ya la guerra está en plena efervescencia.