Ellos, los vecinos de Valga con más edad, que presentan diferentes niveles de incapacidad o dependencia y que disfrutan habitualmente de la amistad y el apoyo en el centro de día de la localidad -en Cordeiro-, recibieron ayer la visita de niños del colegio Xesús Ferro Couselo. Y los alumnos de ese centro, que suelen gozar de plena vitalidad y que se encuentran en plena fase de aprendizaje, por lo que es el mejor momento para inculcarles valores sociales que les hagan crecer desde la tolerancia y el compromiso, participaron en diferentes competiciones deportivas. Los primeros, esas personas mayores que suelen necesitar ayuda, hicieron de jurado, y los segundos, esos activos jóvenes valgueses que no paran ni un momento, aprendieron lo difícil que puede resultar lanzar a canasta con un solo brazo, desplazarse en silla de ruedas o jugar a los bolos con los ojos vendados, como si fueran invidentes.

La experiencia, como parece evidente, consistió en mostrar a los más jóvenes todas las dificultades con las que pueden encontrarse las personas mayores, pero también todos los obstáculos y barreras que deben afrontar las personas dependientes.

Fue un ejercicio de simulación, pero también una lección de vida que, con seguridad, habrá servido a los niños para aprender un poco más sobre el respeto y la solidaridad.

El Consorcio Galego de Servizos de Igualdade e Benestar fue el encargado de organizar estas particulares "paralimpiadas", en las cuales hubo medallas para los dos equipos participantes, de oro para los ganadores y de plata para los subcampeones.

Y al margen de esta interesante oferta lúdica, formativa y divulgativa en pro de la ayuda a las personas con discapacidades o dependientes, el Consorcio Galego de Benestar también puso en marcha una jornada formativa dirigida por la enfermera del centro de día de Valga, Gladis Castro Pérez, que aportó a los participantes todo tipo de información sobre hipertensión arterial, diabetes y prevención de úlceras por presión.

Además de estas actividades en el municipio valgués, pueden citarse otras, como las proyectadas en O Grove a través de la concejalía que dirige Aida Filgueira y en colaboración con la asociación de personas con discapacidades de O Salnés, Anduriña y la empresa de gestión de actividades Asistogal.

Con el lema "Sube a mi silla" (de ruedas), el miércoles desde las cinco de la tarde, con salida en el consistorio, será posible hacer una ruta para mostrar cómo viven los que tienen que utilizar sillas a causa de su discapacidad y qué dificultades deben afrontar. Será, asimismo, un modo de localizar, identificar y tratar de subsanar "puntos rojos", es decir, lugares donde las dificultades para los discapacitados sean aún mayores de lo habitual.

La concejala de Igualdade indica que su objetivo es "trabajar para mejorar la calidad de vida de las personas con algún tipo de discapacidad", y añade que el programa "Sube a mi silla" sirve "para estimular la empatía de la población, instituciones, asociaciones y niños en la problemática cotidiana de aquellos que tienen problemas de movilidad o de visión".

Por eso la edil independiente Aida Filgueira (AMeca) está convencida de la importancia de este programa, que en realidad comienza el martes, con carácter institucional, y que el miércoles permitirá participar a representantes de todos los colectivos sociales y empresariales de la localidad. Se reserva una tercera jornada para implicar y concienciar a los alumnos del municipio.