Gabriel Mallo, gerente de la empresa Merak Náutica, afincada en Vigo y dedicada al turismo marítimo, confirmó ayer que desde el Día de los Santos Inocentes de 2011 la goleta "Nauja" pertenece a su compañía.

El barco estaba hasta entonces en manos de Alfredo Fernández –uno de los anteriores gestores del acuario de O Grove– y de Acquavisión Galicia, y tenía base en el puerto meco. Pero el "Nauja" amarra ahora en Vigo, tras haber sido adquirido por la citada naviera.

No se trata de un alquiler ni de un traslado temporal por necesidades de servicio, como ya se hizo en ocasiones anteriores en las que éste u otros barcos amarrados en O Grove "emigraban" para realizar proyectos en otros puntos de Galicia, y especialmente en las rías de Pontevedra y Vigo.

Esta vez se trata de un traslado definitivo, y de este modo se confirma que el "Nauja" sigue los pasos del vapor "Hidria Segundo" y la goleta "Raquel C", que también abandonaron el puerto grovense para dedicarse a su actividad turística y medioambiental en la costa mediterránea, el sur de España y las islas Canarias.

Merak se presenta como una empresa empresa joven, "pero que cuenta con una importante experiencia de más de ocho años en los cuales no ha parado de expansionarse gracias a la seriedad, competitividad y firmeza a la hora de responder ante sus clientes".

Esta firma dedicada a la náutica, con delegaciones en Alicante, Madrid y Vigo, incorpora a su flota lo que hasta hace poco era una de las joyas del patrimonio marítimo grovense. El propio Alfredo Fernández, hace unos años, indicaba que la localidad meca debería potenciar ese "museo flotante" que podía verse a diario en la ensenada de O Corgo gracias a la presencia de barcos como el "Hidria", el "Raquel C" y el citado "Nauja".

Salen ganando

Así pues, Merak y Vigo salen ganando lo que O Grove y Arousa salen perdiendo, pues el "Nauja" en la ría viguesa, como el "Hidria Segundo", en el Mediterráneo, o como el "Raquel C", en las islas afortunadas, despliegan la misma labor que desde hace tantos años habían desarrollado en aguas arousanas, y que desaparece poco a poco.

Una vez más los responsables des estas embarcaciones aluden a problemas económicos, a la carencia de carga de trabajo en Galicia y, sobre todo, a la falta de apoyos por parte de la Administración.

Sea cuál sea la causa lo cierto es que aquella imagen de la ensenada de O Grove con barcos tradicionales o históricos amarrados o fondeados ha desaparecido.

Iniciativa plenaria

De nada parece haber servido una propuesta de la Federación Galega pola Cultura Marítima e Fluvial, integrada entre otras asociaciones por la Asociación Cultural Amigos da Dorna Meca, para que se potencie el término "embarcaciones de interés patrimonial", incluyendo en ese ámbito no sólo a las tradicionales, sino también a aquellos barcos que contengan un valor singular, como lo son el Hidria Segundo; las de valor etnográfico, como las dornas o galeones; y las embarcaciones históricas, entre cuyos ejemplos está el "Nauja".

Aquello se trató incluso en el pleno de la corporación, en febrero de 2010. Se trataba de dar apoyo institucional al proyecto de Ley General de Navegación Marítima, para reconocer las embarcaciones que poseen un importante valor histórico o tradicional.

Protección y beneficios

Lo que se perseguía, resumidamente, era una mayor protección del patrimonio marítimo flotante, y para ello se apelaba a muchos y variados beneficios para O Grove, sobre todo ligados al valor patrimonial y cultural, al turismo y a la actividad económica.

Por aquel entonces, en enero de 2010, se recalcaba que el puerto de O Grove era, probablemente, el de mayor número de embarcaciones de interés patrimonial de Galicia, "representativas todas ellas de las distintas tipologías que existen".

Sin embargo, muchas cosas han cambiado y la marcha del "Hidria Segundo", de la "Raquel C" y del "Nauja" dejan a este puerto en una posición muy delicada, limitándose prácticamente toda su actividad, en lo que a patrimonio marítimo se refiere, a la presencia de las dornas y al trabajo que realiza la Asociación de Amigos da Dorna Meca, mientras que el peso turístico se queda casi exclusivamente en manos de los catamaranes de pasaje.

Hasta ahora barcos como el "Raquel C", el "Hidria Segundo" o el "Nauja" no solo difundían los valores de la cultura marítima, sino que trasladaban a miles de personas cada año en viajes culturales, de placer o divulgativos.

Pero la marcha de esas naves, como queda dicho, deja en el puerto de O Grove un hueco que quizás ya no pueda llenarse en el futuro y hace que una oferta hasta ahora existente en Arousa pase a estar disponible en el Mediterráneo, el Estrecho, Lanzarote o Vigo.

El "Chasula" resiste gracias a las expediciones ornitológicas

El viejo pesquero "Chasula", rehabilitado para ser convertido en una especie de barco escuela, es uno de los pocos que resisten en la ría arousana. Lo hace gracias a las expediciones pelágicas y a todo tipo de salidas, tanto ornitológicas como pesqueras.

La colaboración de la empresa gestora del barco de Isidro Mariño con el proyecto Seabirds Galicia, por ejemplo, permite desplegar periódicos itinerarios en busca de todo tipo de animales especies, resultando especialmente meritorios tanto el avistamiento de aves en peligro de extinción como de mamíferos marinos que no suelen adentrarse en las rías.

El proyecto Seabirds Galicia parece estar dando buenos resultados, y esto hace que el "Chasula", al menos de momento, no se vea en la difícil situación por la que parecen haber atravesado el "Raquel C", el "Hidria Segundo" y el "Nauja".

Los catamaranes de visión submarina y los paseos turísticos

Sin el "Hidria Segundo", el "Raquel C" y el "Nauja" amarrados en el puerto de O Grove, el interés turístico queda prácticamente relegado al papel de los catamaranes, que no es poco.

Los barcos de pasaje, que suelen promocionar la visión submarina, permiten conocer de cerca el funcionamiento de las bateas de ostra y mejillón, pero también el Complejo Intermareal Umia-O Grove, la Ruta Xacobea do Mar de Arousa e Ulla y, en definitiva, acercan a los visitantes a la realidad de la ría.

En esos catamaranes, que suelen ofrecer comidas y cenas a bordo, música y diversos alicientes extra, navegan decenas de miles de turistas que sacan el máximo partido a estas singladuras. La presencia de estas embarcaciones es también una herramienta de negocio añadida para muchos hoteles, que incorporan a sus ofertas los viajes en catamarán. Hasta ahora compartían con las naves tradicionales tanto esas singladuras turísticas por la ría como la organización de diferentes eventos. Pero sin las goletas y galeones todo queda en manos de los catamaranes.