La inusual ausencia de precipitaciones durante el invierno que hoy termina ha provocado una significativa alteración de los ciclos habituales de brotación en las plantaciones frutales, y quiérase o no, esto obliga a los productores a extremar las precauciones y a cambiar el modo de actuar frente a determinados patógenos.

Hace una semana, sin ir más lejos, los expertos de la Estación Fitopatológica do Areeiro (EFA), dependiente de la Diputación de Pontevedra, indicaban que la sequía invernal no favorecía el ataque de la lepra en los melocotoneros, pero sin embargo aconsejaba un tratamiento en cuanto se produzca el hinchado de las yemas, para prevenir las infecciones en caso de que se registre un cambio de tiempo.

Asimismo, recomendaban tratar estos frutales con un fungicida registrado, "como muy tarde cuando las yemas se encuentren en el estado de botón rosa".

En cuanto al ciruelo, los expertos indicaban que el tiempo cálido y seco resulta favorable al desarrollo de un insecto como el Hoplocampa minuta, "que está apareciendo en los últimos años en nuestra zona y que provoca la caída de los frutos recién cuajados", por lo que se recomienda un tratamiento insecticida al inicio de la floración.

Respecto al kiwi se vaticinaba un adelanto de la brotación, como en otras especies, por lo que se aconseja aplicar un tratamiento contra la bacteriosis en cuanto las plantas empiezan a brotar.

Mantenimiento

En la EFA ofrecieron consejos similares para otras muchas especies, al tiempo que insistieron en la necesidad de mantener en perfectas condiciones la maquinaria de aplicación de los tratamientos fitosanitarios.

A este respecto, y como ya se explicó en ocasiones anteriores, cabe incidir en que el depósito de la maquinaria debe lavarse con agua limpia "para eliminar posibles incrustaciones de producto en sus paredes o en el fondo; además hay que verificar que no tiene agujeros ni fisuras".

El filtro del depósito debe estar en condiciones de "retener las impurezas del agua y las partículas de producto no disueltas completamente", por eso "debe controlarse que esté en buenas condiciones, limpiándolo cuidadosamente mediante un chorro de agua a presión".

Las tuberías deben lavarse "con agua a presión, para eliminar posibles incrustaciones en su interior, sustituyéndolas en caso de deterioro", mientras que las boquillas deben estar despejadas, por lo que "es aconsejable limpiarlas, después de haberlas desmontado, para restituir su buena pulverización, cuidando de no utilizar objetos punzantes que pueden variar el diámetro del orificio de salida del líquido". En las máquinas que dispongan de bomba "se debe comprobar periódicamente que el lubricante contenido en el cárter tiene el nivel aconsejado", advierte la EFA.