El municipio de A Illa vivió ayer una movilización histórica para reclamar mejoras en el instituto, y de paso, defender la educación pública y de calidad. Entre 1.500 y 2.000 personas participaron ayer en la cadena humana que convocó la comunidad escolar del IES para demostrar a Educación que sus reivindicaciones cuentan con el apoyo de la mayor parte de los vecinos del municipio. No en vano, en esta concentración participó cerca del 40% de la población actual de A Illa, un porcentaje muy difícil de igualar en otras latitudes.

La de ayer fue una demostración de fuerza que se venía gestando desde hace dos meses, cuando comenzaron las movilizaciones que reclaman a Educación que acometa la ampliación del centro por su escasa capacidad antes del próximo curso, además de un desdoblamiento en segundo de ESO y medio profesor de Pedagoxía Terapéutica en el actual.

Encabezada por los propios alumnos del centro, la multitud comenzó a congregarse en el estacionamiento de O Bao sobre las 12 horas, antes de iniciar la peregrinación por el cordón umbilical que une al pequeño municipio con el continente. No faltaron pancartas reivindicativas que aludían a las limitaciones que posee este centro, construido ya con ellas en 1999 pero que ninguna administración remodeló, así como en defensa de la enseñanza pública y de calidad. La enorme cadena humana ocupó prácticamente el margen derecho del puente, desde la junta de dilatación ubicada en Vilanova hasta casi la de A Illa. Si la marcha fue por el margen derecho, el regreso fue por el izquierdo, después de cortar durante apenas dos minutos el tráfico para garantizar la seguridad de los participantes en la movilización.

Entre los manifestantes, además de integrantes de la corporación, también se encontraban un numeroso grupo de profesores, entre ellos el director del centro, Alfonso Malvido, que agradeció a los presentes "la manifestación cívica en la que hemos participado, reclamando una enseñanza pública y de calidad". El responsable del centro no duda en afirmar que "si los profesores tenemos que trabajar más, lo haremos, pero necesitamos medios para ello".

Los padres han sido los que impulsaron las movilizaciones y los que más han participado en las iniciativas. Un ejemplo es Jorge Juan Dios Cores, que ayer apuntaba que participa "porque pienso que no se puede jugar con el futuro de los niños de A Illa; estropear la enseñanza es estropear el futuro de un pueblo y estamos demostrando que no lo vamos a permitir". Es más, si hay que hacer recortes "que los apliquen en otros ámbitos, porque hacerlo en Educación es jugar con el futuro de este país; la gente no puede ser analfabeta como hace cien años". Todos los padres coinciden en que las movilizaciones no son gratuitas o fruto de un capricho, sino "algo en lo que tenemos razón, y los políticos deben destinar el dinero a lo que realmente necesita el pueblo, no a lo que ellos quieran".

Las movilziaciones van a continuar, sobre todo después del espaldarazo que ha supuesto para la organización encontrarse con casi dos mil personas demostrándoles su apoyo. La próxima se celebra el sábado 15, eligiendo el propio centro escolar como el espacio adecuado para ello. Todos los alumnos van a acudir con pancartas para empapelar las instalaciones con lemas alusivos a la defensa de la enseñanza pública. Ramón Dios, portavoz de los padres desde el inicio del conflicto destacaba al término de la cadena humana que "formamos un grupo compacto en el que cada vez somos más para no permitir que se apliquen recortes en la educación de nuestros hijos".

El acto de ayer fue uno de los más multitudinarios que se recuerdan en A Illa. De hecho, desde el día que cientos de isleños cruzaron el puente para reclamar su constitución como término municipal independiente en el Concello de Vilanova no se vivía una jornada así.

A Illa siempre ha hecho gala de ese espíritu de unión, tanto en las tragedias como a la hora de reclamar algo que consideran necesario. Cuando han sacado ese espíritu casi siempre han conseguido su objetivo, solo hay que ver la luz eléctrica, el puente o el Concello propio, tres cuestiones que se acabaron convirtiendo en realidad pese a las negativas iniciales.