Un matarife de Ribadumia se enfrenta a una multa que como poco podría ser de 3.000 euros, pero que puede llegar hasta los 15.000. El hombre está acusado de sacrificar dos corderos en un domicilio particular sin la presencia de un veterinario. Esta práctica está considerada como "muy grave" en una ley de 1993 sobre la protección de los animales domésticos y los salvajes en cautividad.

Al parecer, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil fue avisado el martes pasado de que se estaba realizando la matanza de unos animales en un domicilio de Leiro (Ribadumia). Los agentes de Vilagarcía se trasladaron hasta allí y descubrieron que, en efecto, el matarife había sacrificado dos corderos que el propietario de la vivienda –que fue concejal del PP de Ribadumia– le había encargado matar para consumo doméstico.

El Seprona presentó una denuncia por vía administrativa contra el matarife, que ahora se tramitará en la Consellería de Medio Rural de la Xunta de Galicia. Fuentes consultadas indican que la sanción solo afecta al matarife –que al parecer tuvo en su día una carnicería en Poio– ya que el propietario de la casa quería los corderos para autoconsumo. De hecho, añaden otras fuentes, hace unos días el vecino recibió la visita de un técnico de Ganadería de la Xunta de Galicia que le anilló los animales que iban a ser sacrificados para su posterior venta, pero ya no marcó a los que el vecino iba a sacrificar para el consumo doméstico.

Las matanzas en las casas fueron antiguamente una práctica muy arraigada y tradicional en Galicia. Sin embargo, las leyes sanitarias actuales no las permiten, ya que a día de hoy todos los animales deben ser sacrificados en un matadero homologado. Solo se hace una excepción en el caso del cerdo, que sí se puede matar en las casas desde San Martiño hasta final de año, siempre y cuando el animal esté declarado, sea aturdido antes y esté presente un veterinario.