Las obras de peatonalización del entorno de Castelao, en Vilagarcía, han sacado a la luz lo que parece ser un vestigio del pasado arquitectónico local. Los operarios de la empresa encargada del proyecto de humanización del entorno del río de O Con se toparon ayer en la calle Arcebispo Andrade con lo que podría ser una parte del puente de piedra que hasta hace doscientos años unía el arco de Vista Alegre con la iglesia parroquial de Santa Eulalia. El hallazgo se pondrá hoy en conocimiento de Patrimonio, que deberá decidir ahora el rumbo que toman los trabajos.

Vilagarcía parece, de un tiempo a esta parte, empeñarse en mirar hacia su pasado. Después de que el proyecto de rehabilitación del jardín de Ravella hiciera florecer todo el interés de la población local por el patrimonio cultural de la ciudad, las obras de peatonalización de la calle Castelao y aledaños acaban de sacar a la luz lo que a primera vista parece ser un vestigio de la arquitectura vilagarciana vigente hasta el siglo XIX.

Ayer por la mañana los operarios de la empresa encargada de los trabajos que se realizan en el entorno de esa calle del centro vilagarciano se toparon con lo que tanto los técnicos de la oficina municipal de Rehabilitación como el responsable de la obra creen que es una parte de la pasarela que hasta el siglo XIX permitía a los vilagarcianos transitar entre el pazo y el convento y el casco urbano.

La posibilidad de que un hallazgo de este tipo saliese a la luz al iniciar los trabajos en el entorno de Vista Alegre ya había sido tenido en cuenta en la redacción de un proyecto que, si bien está actualmente en manos de Tania García, concejala de Xestión do Territorio desde hace alrededor de dos semanas, había sido ideado por su predecesor, el dimitido Marcelino Abuín.

El exedil, que no en vano es historiador de profesión, ya había pensado en la probabilidad de que un hallazgo patrimonial de este tipo se conservase todavía en el eje en el que antiguamente se ubicaba el puente que permitía a los vilagarcianos sortear la zona de marismas que existía entre Vista Alegre y Santa Eulalia, y que fue desecada a finales del siglo XIX. Ese fue el motivo para que los operarios encargados de las obras comenzasen ayer, tras haber levantado el firme de Arcebispo Andrade, a realizar catas. Aunque estaba previsto realizar tres excavaciones a lo largo de la calle, la primera de ellas bastó para confirmar las sospechas y sacar a la luz lo que a ojos vista semeja una construcción de piedra realizada por la mano del hombre.

El hallazgo se pondrá hoy mismo en conocimiento de Patrimonio, que será quien decida el rumbo que toman las obras a partir de este momento.

La alcaldesa de Vilagarcía, Dolores García, se acercó ayer por la tarde hasta el lugar para ver con sus propios ojos esta muestra de la Vilagarcía de antaño. También lo hicieron distintos técnicos de la oficina municipal de Rehabilitación.

A la espera de que la Xunta realice las valoraciones oportunas y diga qué hacer, en Arcebispo Andrade se comentaba ya ayer la posibilidad de que una parte de la calle se cubra con un acristalamiento que deje a la luz este posible vestigio del pasado, que viene a enriquecer el patrimonio cultural de la ciudad.

La primera cata ha dejado a la luz lo que sería uno de los extremos que sostenían el antiguo puente. Será preciso realizar excavaciones en otras zonas para comprobar si la otra parte de la base de la construcción se conserva. Los técnicos sospechan que podría no ser así, pues en paralelo al muro hallado ayer transcurren dos tuberías: una de agua y otra de saneamiento, cuya instalación podría haber implicado la destrucción de la mitad del antiguo puente. Es posible que el estado de conservación de la construcción condicione la decisión que adopte Patrimonio. Técnicos municipales y trabajadores valoraban ayer la posibilidad de que, de conservarse tan sólo esta parte del muro, el departamento autonómico limite su intervención al registro y catalogación del bien encontrado y ordene echar tierra nuevamente sobre él.

Las obras de Arcebispo Andrade se convirtieron ayer en un foco de atracción por el que, a lo largo del día, fueron pasando numerosos vecinos, que no perdieron la ocasión de hacer fotos a esta parte del pasado local. La aparición de este resto es vista con buenos ojos por una buena parte de la población local, que cree que una construcción de esta naturaleza contribuye a incrementar el atractivo y la oferta turística del municipio.

Hasta finales del siglo XIX el conjunto construido en el XVII y formado por el pazo y el convento de Vista Alegre, por aquel entonces ubicado fuera del casco urbano, se unía con la ciudad mediante un puente que sorteaba la zona de marismas que era la desembocadura de O Con. En esa época se desecó la zona que era el antiguo acceso a la ciudad, y en 1900 se construyó la carretera hacia Cambados.