Mantener y respetar las algas que en ocasiones toman los arenales y eliminar las duchas utilizadas pos los bañistas. Estas son las dos acciones fundamentales a desplegar para potenciar las playas de Bandera Azul e implementar modelos de utilización y gestión respetuosos con el medio ambiente.

Este es el nuevo mensaje y el modo de adaptarse tanto a las directrices europeas como a las nuevas tendencias de desarrollo sostenible, y en localidades como O Grove están dispuestos a dar los pasos necesarios para readaptar sus arenales y adoptar esas medidas de preservación ambiental.

"Y no se trata de ninguna locura ni de un capricho, sino de seguir las recomendaciones que nos hacen, precisamente, los responsables de la concesión de las Banderas Azules", explica Alfredo Bea, concejal delegado de Limpieza en el Concello meco.

La idea, o la reflexión, es que las duchas provocan un consumo excesivo e innecesario de agua, mientras que eliminar las algas conlleva la desaparición de importantes cantidades de arena y destruye un hábitat natural empleado por variadas especies, sobre todo aves.

Así quedó puesto de manifiesto en las Jornadas de Formación Bandera Azul organizadas hace una semana por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC), que es el organismo encargado en España de la concesión y gestión de las Banderas Azules.

En esas jornadas estuvo presente el propio Alfredo Bea, quien dice haber comprobado que "es fundamental un cambio de mentalidad y una importante labor de concienciación ciudadana, pues a veces se dice que una playa está sucia cuando tiene algas sobre la arena, o que está abandonada, cuando el servicio de duchas no funciona, y en realidad es todo lo contrario".

Así pues, las algas no van a tocarse, bajo ningún concepto, durante el invierno. Y solo se retirarán en verano, con medios manuales, allí donde estén secas y causen mal olor o molestias a los usuarios.

En cuanto a las duchas, en algunos arenales pueden sustituirse por los conocidos como lavapies, que consumen menos agua, pero en otros va a desaparecer completamente este servicio de suministro de agua potable, de tal forma que el bañista tendrá que lavarse en su casa en lugar de hacerlo en la playa.

Incluso se plantea sustituir los bombeos para que los lavapies funcionen con agua de mar, pero ésta parece una solución compleja y costosa.

Alfredo Bea explica que, "como es lógico, el Concello va a ocuparse de retirar plásticos, trozos de madera y demás materiales que a veces se depositan en la orilla e incluso se mezclan sobre la arena con las algas".

Lo que se pretende es "recoger esas algas y demás desperdicios, amontonarlos sobre una esquina de la playa y, una vez retirados los plásticos, envases y demás materiales, volver a depositar las algas sobre la orilla, con marea baja, para que las corrientes se ocupen de eliminarlas y de volver a esparcir la arena".

A este respecto aclara que "cuando se amontona un kilogramo de algas en realidad solo se trata de 90 gramos, pues todo lo demás es arena, y esto significa que cuando eliminamos algas con medios mecánicos lo que estamos haciendo es acabar con la arena de nuestras playas". El concejal galeguista de Limpieza llega a decir que "está prohibido quitar arena de la playas, y lo que estamos haciendo las Administraciones hasta ahora es pagar los servicios de un gestor autorizado para que elimine todos los residuos, y además de pagarle, a razón de 21 euros por tonelada, le regalamos la arena que va mezclada en medio".

En cuanto a las duchas, "no puede ser que gastemos cuatro veces más en agua que Cambados o Sanxenxo", argumenta Alfredo Bea, por eso apuesta por "concienciar a los ciudadanos para que consuman la menor cantidad posible de agua, y vamos a colaborar retirando las duchas de nuestras playas de Bandera Azul".

En resumen, que lo que se pretende desde el Concello es "hacer compatible el uso turístico de los arenales con su preservación", entendida ésta como la protección de un hábitat formado por algas del que se benefician numerosas y variadas especies animales.