La Unión Europea ha impuesto su criterio y, como se temía en Galicia, decidió implantar un sistema químico de análisis de biotoxinas marinas que va a convivir durante los tres próximos años con el método biológico aplicado hasta ahora. Transcurrido ese plazo el único método oficial de referencia va a ser el impulsado desde Bruselas.

De este modo, los mejilloneros gallegos y la Consellería do Mar sufren un serio revés y temen por la continuidad del sector productor. Ni siquiera contaron con el apoyo de España, que se abstuvo en la votación en Bruselas, y vieron como los intereses de terceros países que carecen de una producción relevante de mejillón se impusieron a los de una región productora como Galicia.

Se aplica, por tanto, un método químico que "es más caro, que no aporta más seguridad que el biológico y que perjudicará más a los mejilloneros", alerta de nuevo la conselleira do Mar, Rosa Quintana.

En su departamento inciden en que van a seguir aplicando el método biológico, pero la ley obliga al Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) a adaptarse y empezar a trabajar con el químico, motivo por el cual se adquirió ya una máquina valorada en 350.000 euros y se prepara a los técnicos del centro para que acaten y aplique la nueva normativa.

La diferencia entre un sistema y otro es, como se dijo tantas veces, que el método químico, aunque no va a garantizar más seguridad para el consumidor, salva a los ratones utilizados en los bioensayos, pero por el contrario va a levantar más alertas por biotoxinas y, en consecuencia, va a incrementar el cierre de bateas en Galicia. Un cierre que, en determinadas rías, puede ser especialmente notable, y no se descarta que algunas bateas, cuando llegue la marea rioja, deban permanecer cerradas ininterrumpidamente durante más de un año.

En la Xunta, donde lamentan que "esta amenaza se conocía desde 2006 pero el gobierno bipartito no hizo nada para hacerle frente", inciden en que "algunas zonas mejilloneras incrementarán los días de cierre por biotoxinas en un 200%" en cuanto se aplique el método químico, y esto, sin duda, puede llevar a la ruina a más de un productor.

Quizás sea conveniente citar un informe preparado por las Consellerías de Mar y Sanidade en septiembre de 2009, para defender la continuidad del método biológico, en el que se planteaba la siguiente reflexión: "¿Cuál será el impacto sociológico y cómo explicar a un sector del que no se han reportado problemas sanitarios graves que se rebajan los niveles permisibles amenazando seriamente su viabilidad?, ¿no producirá tal medida una merma en la confianza de las autoridades sanitarias que incluso pueda fomentar la comercialización irregular de los productos?".

Galicia siempre defendió la continuidad de un sistema de control "altamente valorado internacionalmente", el del bioensayo en ratón, que permitió en el último medio siglo determinar las aperturas y cierres de bateas en función de los niveles de toxicidad. Pero es un método, en definitiva, que está a punto de desaparecer para dejar paso a un sistema químico que, según la propia Xunta y algunos dirigentes bateeiros, "puede ser la ruina para el sector mejillonero".