El alcalde de O Grove, José Cacabelos, se muestra contundente: "Sin apoyo, es imposible recuperar el yacimiento arqueológico de Adro Vello, y la única solución puede ser enterrarlo de nuevo, para detener su progresivo deterioro".

Es una opción que no le agrada, "pero la falta de interés de la Xunta y la Diputación nos deja muy claro que no quieren colaborar con el Concello en la preservación de este importante espacio patrimonial, y resulta evidente que sólo con fondos municipales es imposible actuar convenientemente".

De este modo el regidor reconoce que el proyecto para la potenciación de Adro Vello "está completamente paralizado, a pesar de los esfuerzos que hemos realizado desde este gobierno y del intenso trabajo llevado a cabo por el concejal de Cultura, Antón Mascato".

Explica así que el edil nacionalista "ejecutó acciones importantes, y de hecho se instalaron paneles informativos y se organizaron rutas, pero mientras la Xunta y la Diputación sí potencian este tipo de excavaciones en otros municipios, como pueden ser Valga o Sanxenxo, parece que han decidido dar la espalda a O Grove también en este asunto".

Incide José Cacabelos en que "se trata de un yacimiento arqueológico y patrimonial importante para O Grove y para toda Galicia, pero como los arqueólogos indicaron en su momento, es preciso dar continuidad a las excavaciones, ya que lo más interesante está todavía enterrado, bajo la carretera de titularidad provincial situada al lado de este espacio".

Los cierto es que transcurridas tres décadas desde aquellas primeras excavaciones –en las que se descubrieron esqueletos superpuestos unos sobre otros, en siete capas–, no se ha desviado la carretera ni se ha avanzado en la expropiación de una vivienda cercana cuya consecución para el dominio público fue reivindicada por los diferentes gobiernos y por prácticamente todos los partidos políticos que pasaron por el Concello y por la Xunta.

Pero no se avanzó, y el abandono de Adro Vello es ahora preocupante. La maleza vuelve a cubrir este espacio, en el que hace años se produjeron importantes saqueos que obligaron a instalar una valla metálica perimetral e incluso a cubrir con madera las fosas allí descubiertas.

De la parte excavada poco queda que pueda tener valor, salvo los cierres de piedra y los restos de tumbas y viejas construcciones, de ahí que siempre se apostara por ampliar y consolidar las excavaciones y de ahí, también, que el alcalde reconozca ahora el fracaso del proyecto, lo cual achaca al "desinterés e irresponsabilidad de la Xunta y la Diputación".

Adro Vello, hay que recordar, reúne, o al menos reunía, los restos de cuatro etapas sociales y culturales claramente diferenciadas. Hay evidencias de una villa romana del siglo I que existió hasta el siglo IV, cuando habría sido arrasada por un incendio. Fue en el siglo V cuando empezó a formarse una necrópolis de inhumación cristiana, en la que se cree que se realizaron más de 4.000 enterramientos a lo largo de 1.300 años, cuando las piedras se acomodaban a modo de ataúdes. Posteriormente se levantaría una pequeña iglesia, se cree que en el siglo VII, y de esa etapa sería el yacimiento enterrado aún bajo la carretera, donde los arqueólogos calculan que puede haber 300 metros cuadrados ricos en hallazgos. También están los restos de una pequeña torre rectangular provista de un recinto amurallado (siglo XII) que tuvo fines defensivos.