Los cinco agentes de la Policía Local de Meaño sólo imponen respeto con el uniforme pero esta prenda no es suficiente para disuadir en momentos de riesgo, por lo que la localidad suele convertirse en un terreno muy seguro para actos violentos como los ocurridos a finales de la pasada semana cuando cuatro individuos, dos de ellos disfrazados de agentes de la Guardia Civil, trataron de secuestrar a Ramiro Gómez Buceta.

Ésta no es la única detención ilegal ocurrida en la localidad. Baste recordar la que sufrió en marzo de 2006, el empresario de Construcciones y Excavaciones "Carabel" cuya familia pagó un rescate de 100.000 euros para que le dejasen libre.

Pero además esta semana también se han constatado varios robos, al menos en dos bares, uno en Dena y también, hace dos días en el de la piscina municipal.

Por si fuera poco, un perro de raza peligrosa que iba a ser capturado por un agente de la Policía Local a punto estuvo de provocarle graves heridas pues se abalanzó sobre él.

Con todos estos antecedentes, que en absoluto conforman la estadística policial, queda totalmente justificada la reclamación de los agentes para que se les dote de un arma reglamentaria, con el fin de poder repeler situaciones que en ocasiones son difíciles de resolver por las buenas.

Y ahora existe una sentencia que confirma que los policías municipales de Meaño tienen el mismo derecho que todos los demás de España a llevar una pistola a la cintura.

El problema que se produce ahora es que el alcalde, Jorge Domínguez, parece todavía reacio a la compra de las armas de fuego. Sigue insistiendo en que a él no le gusta esta sentencia que debe acatar antes del próximo 21 de agosto, según los plazos marcados por la resolución judicial.

En el caso de que asuma el contenido de la misma, pues no la recurrió, deberá adquirir las pistolas reglamentarias, es decir unas Parabellum de nueve milímetros, cuyo coste ronda los 600 euros por unidad, además de la munición, cartucheras y otros elementos que se necesiten para su uso.

Luego serán los agentes quienes tengan que acostumbrase a llevarlas a la cintura. Alguno lleva veinte años sin utilizarla y el que menos, dos.

De ahí que una vez que llegue el "pedido", los agentes tengan que probarlas e incluso hacer algún entrenamiento.

Por de pronto ya tienen en mente que deberán ir al campo de tiro existente en la Academia de Seguridade de A Estrada para afinar la puntería.

Sin embargo todavía no se sabe si Domínguez les entregará ese día las pistolas. La situación definitiva podría llegar justo después del verano, ya que si no es así, los sindicatos solicitarán la ejecución de la sentencia.

Entretanto, Meaño es un campo muy fértil para los delincuentes cuando podría estar blindado por policía local y guardia civil. Así, por lo menos, lo pretende la Ley de Coordinación policial.