Elena Barreiro Torres es hija de uno de los tres hermanos de Ramón Barreiro Rodríguez, un joven periodista de Ribadumia que en septiembre de 1936 fue asesinado en una cuneta de Curro junto al electricista de Cambados Castor Cordal Garrido. Anteayer, Elena Barreiro fue la encargada de recoger los restos mortales de su tío, exhumados en octubre pasado, en el transcurso de un caluroso y emotivo acto celebrado en Cambados.

-¿Cómo y cuándo empezaron con las gestiones para llevar a cabo la exhumación?

-Fue a principios de septiembre del año pasado. La familia de Cordal vino junto a mí y me propuso hacer la excavación. Yo estuve de acuerdo y nos pusimos en contacto con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. La verdad es que fueron muy rápidos, porque en octubre ya desenterraron los cuerpos.

-¿Usted sabía dónde estaba enterrado su tío?

-Yo sabía que estaba en Curro, pero no el sitio exacto. Yo siempre pensé que estaría donde lo mataron, al lado de la carretera. Tampoco mis padres sabían el sitio donde estaba enterrado. Pero la familia de Cordal sí que sabía que estaban junto a la iglesia, porque parece ser que de aquella alguien vio como trasladaban los cuerpos para enterrarlos.

-¿Habían pensado en alguna ocasión con seriedad en solicitar una exhumación para encontrar a su tío, o la primera vez fue cuando recibió la visita de los Cordal?

-Nosotros ya lo habíamos pensado antes muchas veces, pero yo no sabía por donde empezar, ni a quien dirigirme.

-¿Les costó mucho dinero la exhumación de los cuerpos y su identificación?

-Nada, no pagamos nada.

-¿Y el trámite burocrático es muy complicado?

-Bueno, dio algo de trabajo.

-¿Qué le diría a una familia que tiene a uno o más parientes enterrados en un lugar desconocido?

-Que hiciese todo lo posible por recuperar a esa persona querida y por darle una sepultura digna. Porque lo merecen. Una cosa sería que fuesen unos asesinos, o que los matasen en una pelea de uno contra otro, pero a Cordal o mi tío los mataron sólo porque tenían unas ideas diferentes. Eran personas inocentes.

-Y usted, ¿hablaba mucho de su tío con sus padres?

-En mi casa, a la noche, siempre se hablaba de él. Mi padre era el hermano más joven, y quería con locura a mi tío Ramón. En nuestra casa aquello se vivió como una tragedia. Mi tío se entregó para que no le hiciesen más daño a la madre, porque la violaron, le quemaron los ojos... Y total, que al final mi abuela murió de allí a poco.

-¿Qué van a hacer con el cuerpo de Ramón Barreiro?

-Lo voy a enterrar con el resto de la familia. Y le voy a poner unha fotografía y una placa en la que se diga que fue asesinado. Quiero que todo el mundo sepa que está ahí, y que es una persona que merece estar ahí, en el cementerio, y no donde estaban antes. Mi tío y Cordal eran personas, pero estaban enterrados como animales.

-¿Cómo se siente ahora que su tío está con ustedes?

-A mí me quedó el alma en paz. Ayer (el viernes para el lector) no me cansé de mirar para él en todo el día. Ahora estoy tranquila porque tengo a todos mis seres queridos conmigo. Mi padre también puede estar tranquilo. Todo el mundo debería hacer esto, y no resignarse a no buscar a sus parientes.

-Hay personas que opinan que estas exhumaciones reabren viejas heridas. ¿Qué les diría a quienes opinan así?

-Esto no abre herida ninguna. Al contrario, te da una alegría. La alegría que nosotros nos llevamos cuando lo encontramos es inmensa. Ahora tengo a mi tío en un cementerio. Le puedo llevar unas flores y tengo un sitio donde rezarle. Es una satisfacción enorme.

-¿Ustedes llegaron a descubrir quien había matado a Ramón Barreiro?

-Sí, lo supimos porque mi tío tenía una chaqueta de cuero puesta y una sortija cuando se lo llevaron. Un tiempo después, mi padre mandó a una de mis tías a la casa de un familiar, y allí vio la chaqueta tapando una cuna y a ese pariente que llevaba puesta la sortija.

-¿Su padre perdonó alguna vez a ese familiar que según ustedes mató a Ramón Barreiro?

-No, nunca. De hecho, un día un hijo de ese hombre fue junto a mi padre, a despedirse, y delante de él mi padre dijo que ojalá el suyo muriese destrozado. Y se cumplió, porque a los pocos meses ese hombre murió en un accidente terrible en un aserradero.

-Y usted, que forma parte de la “segunda generación” de protagonistas de la Guerra Civil, ¿mantuvo alguna relación con los descendientes de ese familiar al que acusan de matar a Ramón Barreiro?

-No, nunca tuve relación con ellos, ni para bien ni para mal. Yo si tuviera que estar con los hijos no me importaría, porque los hijos no tienen culpa de las masacres que hicieron los padres, pero no hemos tenido contacto ninguno con ellos porque están fuera.

-¿Los demás parientes de Ramón Barreiro sufrieron marginación social, o estuvieron mal vistos por los vecinos debido a la ideología republicana del periodista?

-No, a mi padre todo el mundo lo quiso porque era la mejor persona que existía en la tierra, y nunca en la vida tuvo ningún problema con nadie. Mi padre, cuando estaba en la guerra y supo que habían matado a su hermano se pasó al bando republicano. Luego lo apresaron, pero fuera de eso no tuvo problemas.