Alguno se creyó que por tener el cuerno pequeño el animal es más fácil de controlar. Pero un astado, aunque sea una vaquilla o un novillo, también puede dar buenos sustos, en este caso de menor gravedad que en las grandes plazas y para satisfacción del entregado tendido.

Se comprobó ayer en Valga, donde la ya tradicional capea organizada en el marco de la Festa da Xuventude hizo que saltaran al improvisado ruedo tres ejemplares de catorce meses y entre 120 y 140 kilos de peso cuyo estado de salud fue certificado por la autoridad veterinaria, presente junto a la autoridad policial y la política, con el alcalde a la cabeza.

No son máquinas de envestir y cornear como sus hermanos mayores –esos de más de tres años y 600 kilos–, pero a pesar del sofocante calor y del ajetreado viaje desde Salamanca las reses se portaron bien y protagonizaron aplaudidos revolcones.

Más de mil personas presenciaron el espectáculo folclórico-taurino de la playa fluvial de Vilarello. El "Rey do corneo" y el "Messi do toreo", ataviados con unos rojos y raídos trajes, se encargaron de los primeros lances, o mejor dicho, de las primeras huidas ante los pequeños cuernos de la primera novilla. Después se sumaron los jóvenes valgueses, y a medida que aumentaba la confianza del hombre crecía el acierto del animal. Se vieron algunos pases de aficionado interesantes y quites no menos oportunos.