Francisco José Candal Cancelo y José Ángel Soutullo Piñeiro, agentes de O Grove, recibieron en la Academia Galega de Seguridade Pública (Agasp) la placa y la medalla al mérito de la Policía Local que la Consellería de Presidencia, Administracións Públicas e Xustiza les ha concedido por el valor que demostraron al no dudar en arriesgar sus vidas para salvar las de 14 personas que permanecían atrapadas en el interior de un edificio en llamas. Sabían a lo que se exponían pero su valor y lealtad profesionales les llevaron a actuar.

Ayer, rodeados de sus seres queridos, volvieron a convertirse en protagonistas para saborear las mieles de una merecida recompensa que no esperaban. Pese a los calurosos aplausos con los que les obsequiaron sus compañeros de profesión siguieron demostrando que son buena gente. Y en el triunfo, pese a que estaban "más nerviosos" que aquel día, según hizo notar Francisco José Candal Cancelo, no se endiosaron, sino que se mostraron humildes y quisieron compartir el galardón que recibieron con quienes les ayudaron a fraguar su hazaña.

"Esta medalla non é só para nós senón tamén para os veciños que nos axudaron", señalaba José Ángel Soutullo Piñeiro. "Non hai palabras" para describir su labor, aseguraba este policía local de O Grove, recordando cómo él y otros vecinos lograron desde otro edificio sacar a una señora mayor que, atrapada, se encontraba aterrorizada.

Fue uno de los momentos al límite que vivieron ese día. Recibieron una alerta de incendio y, cuando llegaron, el fuego que había causado un cuadro eléctrico ya se había propagado por los colchones almacenados en un rellano, devorando además el pasamanos de madera del inmueble de tal modo que se suscitó un efecto chimenea que motivó que las llamas llegasen hasta el cuarto de los cinco pisos del edificio.

Actuaron "pensando y controlando": extinguieron el fuego con extintores y una manguera de jardín. Luego, con el agua que de ésta brotaba, subieron por la escalera sin equipos de respiración para tranquilizar a los vecinos. Una inquilina, aterrada, ya había arrojado a dos pequeños a las mantas que otros vecinos sujetaban bajo la ventana. Una señora incluso se partió una mano. Los policías lograron tranquilizar a los vecinos, convenciéndoles de que no hiciesen la locura de tirar a nadie por la ventana. Finalmente, gracias a ellos, la historia tuvo un final feliz. "Pudo saír ben ou quedar alí", admitía ayer Soutullo. Sin embargo, se mostraba convencido de que cualquiera de sus compañeros hubiese hecho "lo mismo".

Especialmente meritoria fue la labor de Candal, que ayer estaba radiante de felicidad tras recibir la placa al mérito, que es la mayor distinción existente en España para los cuerpos policiales. También lo estaba Alfredo Bea, el concejal delegado de Seguridad Ciudadana, convencido de que la placa de Francisco Candal y la medalla de Soutullo "son motivo de orgullo para todo el pueblo grovense".