La comunidad de propietarios de monte en mano común de Campañó (Pontevedra) aprobó en asamblea una cesión de pastoreo a favor de la asociación de criadores de caballos. Se trata de los primeros comuneros del monte Castrove que adoptan esta medida, con el objetivo de compatibilizar los intereses de los vecinos con los de los dueños de los caballos que pacen libres por el monte.

Uno de los directivos de la comunidad, Celso Sánchez García, explica que con esta cesión de pastoreo la asociación de criadores podrá acceder a un Rega, que es una fórmula administrativa que les permitirá solicitar y recibir subvenciones económicas. Esas ayudas podrían dedicarlas, por ejemplo, a la creación de cierres perimetrales en el monte, de modo que los caballos podría estar controlados en un lugar delimitado.

Hace unos meses se produjo una polémica entre los comuneros de Armenteira, en Meis, y los criadores de caballos. Los primeros aprobaron en asamblea dirigirse a la Xunta de Galicia para solicitar la prohibición del libre pastoreo de animales en su parte del Castrove, alegando que los caballos causan daños en las fincas y pueden ser un peligro al bajar a la carretera.

Los propietarios del ganado, por su parte, sostienen que el libre pastoreo está instituido en Galicia desde la antigüedad, y que los caballos también son beneficiosos para el monte, pues lo abonan con sus excrementos, y al alimentarse lo limpian de maleza y rastrojos.

Los comuneros de Campañó opinan que es posible compatibilizar los intereses de ambas partes, y por ello aprobaron la cesión de una zona de pastoreo. A cambio, exigen a los ganaderos que tengan perfectamente saneados a los caballos –libres de enfermedades y desparasitados– y que los identifiquen con un microchip, un pendiente o una pulsera en las patas. Celso Sánchez plantea que este acuerdo también es bueno para los comuneros, puesto que mejorará la limpieza de zonas de monte a las que es difícil llegar con las máquinas desbrozadoras.

No obstante, este sistema no convence a los comuneros de Armenteira. Su presidente, Antonino Martínez, sostiene que "el problema para nosotros no es la asociación de criadores, sino los que van por libre". Él teme que haya criadores, ajenos a la asociación, que incumplan un eventual acuerdo entre comuneros y ganaderos, y que siga habiendo problemas en las fincas particulares. "Hay ahí un criador que incluso denunció a un vecino nuestro por recogerle un caballo que le había causado daños en la finca", afirma Martínez. En el Castrove hay 300 caballos en semilibertad.