Los propietarios de los caballos que pastan en libertad en el monte Castrove alegan que no se puede prohibir el libre pastoreo de los animales, y se ofrecen a gestionar con los comuneros de Armenteira una subvención para poder cerrar una parte del monte, y evitar así que los equinos entren en las fincas particulares.

Así lo explica José Vidal Barreiro, un vecino de Campañó (Pontevedra) que preside la Asociación de Criadores de Cabalos do Castrove, después de que los comuneros de Armenteira (Meis) decidiesen pedir a la Xunta de Galicia que restrinja el libre pastoreo en el monte que separa las rías de Arousa y Pontevedra.

El presidente de la asociación de criadores de caballos alega que "el libre pastoreo existe en Galicia desde muy antiguo", y que si bien la parroquia de Armenteira no entra dentro del terreno de influencia de la asociación de criadores "a los caballos no se les pueden enseñar los límites entre las comunidades de montes".

José Vidal Barreiro está convencido de que es posible encontrar una solución que satisfaga a las dos partes, sin necesidad de tomar una medida tan drástica como la que plantean los propietarios de monte en Armenteira. Por ello, sugiere que las dos partes se sienten a hablar y a meditar una solución.

"Precisamente ahora mismo estamos negociando con la comunidad de montes de Campañó para cerrar entre las dos entidades una zona amplia donde puedan estar los caballos". Vidal Barreiro alega además que ese mismo sistema de un cierre parcial ya se está haciendo con éxito en otra zona montañosa como es Carballedo (Cotobade).

Abiertos a negociar

El presidente de la asociación de criadores de caballos salvajes en el monte Castrove –hay 35 propietarios, entre los cuales poseen en torno a 300 cabezas de ganado– declara que "yo no tendría inconveniente en sentarme con los comuneros y pedir entre todos una subvención para cerrar el monte".

José Vidal incluso considera que podría ser más práctico mantener estas conversaciones en el marco de la mancomunidad de propietarios del Castrove, lo que facilitaría encontrar una solución satisfactoria para todo el monte.

Pero, en su opinión, si los vecinos de Meis no desean bajo ningún concepto tener caballos dentro de sus límites "tendrán que ser ellos los que cierren sus terrenos. Si yo no quiero que me entren en casa a robar, es mi responsabilidad cerrar las ventanas y poner una cerradura. Nosotros no podemos cerrar porque el monte no es nuestro", apunta.