El nuevo paso elevado ya está marcado frente a la plaza y en breve cumplirá con la misión de frenar la velocidad de los turismos en el centro urbano. Se trata de garantizar el tránsito pacífico de los peatones y corregir, en suma, la lista negra de atropellos, muchos de ellos mortales, que se escribió el pasado año.

La construcción de esta "chepa asfáltica" cuenta ya con detractores pues va a dificultar el paso de vehículos en una zona en la que proliferan los vehículos cargados con mercancías.

Pero el fin es ulterior. Se trata de proteger a los viandantes y evitar listas como las del pasado año, con 45 atropellos y cinco muertes en pleno centro urbano. La medida se ha revelado eficaz al máximo. Los siniestros de esta naturaleza se han reducido de modo drástico y los golpes a peatones han sido leves durante lo que va de 2009. Sólo se produjo una mancha en la primavera cuando un mini, conducido por una joven de 18 años, perdió el control del vehículo y arrolló mortalmente a un atleta que se entrenaba en Sobradelo, en dirección a Vilaxoán.

Salvado este caso, la siniestralidad en Vilagarcía empieza a parecerse a la de otras ciudades, pues los conductores son más conscientes de la existencia de los pasos de cebra. Consecuentemente dan la preferencia al que va a pie y trata de cruzar la calzada.

La presión ciudadana sobre la Administración local permitió que durante todo este año se fueran construyendo pasos elevados en todo el centro de la ciudad, desde A Mariña, a Arzobispo Lago, Brandariz, frente a A Maroma; en definitiva en todo el centro de la ciudad.

Se tomaron además otras medidas de control como la instalación de cámaras en calles como Rosalía de Castro y los agentes de la Policía Local están más pendiente de cómo cruzan los ciudadanos en los puntos más conflictivos.

De todos modos, queda mucho por hacer. Uno de los puntos negros es la recta de Rubiáns donde todavía no se ha hecho nada más que instalar un poste en el que se pretende instalar otra cámara de control del tráfico.

Se trata de una de las zonas de más riesgo que sí precisa actuaciones más contundentes. El Ayuntamiento deberá ponerse en contacto con la Xunta para que autorice la construcción de los lomos en plena carretera general.

La recta de Rubiáns, aunque tiene limitada la velocidad a 50 por hora, es uno de los tramos donde se cometen más infracciones de esta naturaleza. Además sigue manteniendo un altísimo volumen de tráfico ya que la circunvalación norte aún no tiene carácter disuasorio.

Por esta vía circulan a diario decenas de camiones, muchos de los cuales estacionan en sus arcenes y dificultan la visibilidad tanto a conductores como a peatones.

Además es cruzada por numerosos peatones que acuden tanto a establecimientos comerciales como a bares situados en uno de los laterales.